En noviembre, más de 200 millones de votantes estadounidenses se preparan para acudir a las urnas en unas elecciones presidenciales cuyo resultado podría depender de tan solo unos miles de votos en siete estados críticos. Estos llamados estados bisagra ejercerán un peso decisivo en el desenlace electoral, ya que no muestran una inclinación clara hacia ninguno de los dos partidos principales, a diferencia de estados más previsibles como California o Nueva York para los demócratas, y Texas o Florida para los republicanos.
En el sistema electoral estadounidense, la elección del Presidente no se basa en el voto popular nacional, sino en victorias estatales. Cada estado otorga todos sus votos electorales, a excepción de Nebraska y Maine, al candidato que gana la mayoría en su territorio. De esta forma, el objetivo final es alcanzar los 270 votos electorales necesarios para asegurar la victoria.
Pensilvania, con sus 19 grandes electores, se presenta como uno de los estados más codiciados. Tras una cerrada contienda en 2016 y 2020, las ciudades de Filadelfia y Pittsburgh muestran tendencias demócratas, mientras que las zonas rurales apoyan a los republicanos. Michigan, por su parte, cuenta con 15 electores y se enfrenta a un debate entre el apoyo sindical y las preocupaciones sobre la inflación.
Wisconsin completa el trío del desafortunado «muro azul» roto por los republicanos en 2016. En Georgia, un estado tradicionalmente del sur religioso, la significativa comunidad afroestadounidense y los jóvenes urbanos son foco de atención para los demócratas, mientras que los republicanos confían en el respaldo religioso debido al debate sobre el aborto.
Carolina del Norte, con 16 electores, y Arizona, con 11, ambos estados sureños, presentan un campo de batalla donde los demócratas esperan incrementar la participación de jóvenes y minorías. Nevada, famoso por sus casinos y con seis electores, representa un giro potencial dado su historial reciente de apoyo a los demócratas.
Tanto el republicano Donald Trump como la demócrata Kamala Harris concentran sus recursos y esfuerzos en estos estados bisagra, conscientes de que en ellos se definirá el curso de las elecciones. La presencia de nuevos votantes jóvenes y mejor formados, así como los temas candentes como la inmigración y el costo de la vida, tendrán un papel fundamental en la configuración del voto en esta contienda decisiva.
AFP