La guerra en Ucrania ha alcanzado el hito de 1.000 días, con Rusia consolidando su presencia en el este del país a pesar de las considerables bajas sufridas. Mientras tanto, Ucrania enfrenta la necesidad urgente de más soldados, pero cuenta con un cambio significativo en el apoyo militar proporcionado por Estados Unidos: la posibilidad de utilizar los misiles ATACMS en territorio ruso.
Avances rusos y desafíos ucranianos
Desde que Rusia retomó la iniciativa en el frente tras el fracaso de la segunda contraofensiva ucraniana, ha logrado avanzar consistentemente en la región de Donetsk, aunque todavía lejos de controlar todo el territorio. El principal logro reciente de Rusia ha sido la captura de la ciudad de Vugledar a principios de octubre, desde donde las fuerzas rusas están impulsando una ofensiva hacia el norte.
La amenaza se extiende también a la provincia de Zaporiyia, donde Ucrania ha advertido sobre posibles acciones ofensivas rusas que podrían incrementar la presión sobre sus defensas. Sin embargo, la capacidad de Rusia para sostener una ofensiva múltiple sigue en duda.
De acuerdo con el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) de Washington, el ejército ruso ha capturado 414 kilómetros cuadrados en octubre, cifra que representa el mayor avance territorial desde el verano de 2022. A pesar de estos progresos, Kiev subraya que estos se logran a un alto costo humano y material para Rusia, esperando que eventualmente el Kremlin se vea debilitado.
La internacionalización del conflicto en Kursk
El conflicto también se ha extendido a la región rusa de Kursk, donde Ucrania lanzó una operación transfronteriza en agosto, manteniendo desde entonces una parte del territorio bajo control. En respuesta, Rusia ha contemplado el despliegue de 10.000 soldados norcoreanos, según la inteligencia surcoreana, ucraniana y occidental. Aunque se duda de su eficacia, la participación extranjera podría sentar un precedente peligroso de internacionalización del conflicto.
El respaldo clave de la Unión Europea
A pesar de los desafíos en el frente, el apoyo continuo de la Unión Europea ha sido fundamental para la resistencia ucraniana. La UE ha destinado aproximadamente 108.000 millones de euros en asistencia financiera, humanitaria y militar desde el inicio de la invasión. Además, la OTAN ha establecido un nuevo mando para coordinar la ayuda militar a Ucrania, con un valor estimado de 40.000 millones de euros en el presente año.
Este apoyo es crucial en un momento de incertidumbre política, con la posible vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, lo cual podría alterar las dinámicas de la ayuda internacional a Ucrania.
En conjunto, estos factores destacan la complejidad y dimensión del conflicto, que sigue evolucionando y afectando no solo a Ucrania y Rusia, sino también a la comunidad internacional en su conjunto.
EFE
