El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, expresó su apoyo este lunes a las recientes declaraciones de su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien afirmó que Nicolás Maduro constituye un «problema» para Venezuela y no para Brasil. Ortega hizo eco de las palabras de Lula durante un discurso en la XVII Cumbre Empresarial China-América Latina y el Caribe, celebrada en Managua, donde participaron 250 empresarios chinos y 70 delegados de diversas naciones latinoamericanas.
Ortega destacó la postura de Lula, quien manifestó que respeta lo que decida el pueblo venezolano y su mandatario, Nicolás Maduro, y que no tiene intención de intervenir. «Es como que en el barrio hay un pleito de vecino y se llega a meter el otro vecino a querer poner el orden. No hay forma. Los pleitos de familia los arregla la familia«, enfatizó el mandatario nicaragüense.
Las declaraciones de Lula, emitidas en una entrevista con RedeTV, subrayaron la necesidad de precaución al tratar con otros países y presidentes, afirmando que Maduro es un problema de Venezuela, no de Brasil. Lula también expresó su deseo de que Venezuela viva en bienestar y que sus autoridades cuiden de sus ciudadanos con dignidad, pero dejó claro que su prioridad es guiar a Brasil en la “dirección correcta”.
En cuanto a Nicaragua, Ortega recordó que Lula también se refirió a esta nación, resaltando que no podía involucrarse en los asuntos internos de Nicaragua ni de Venezuela. Ortega afirmó que nunca ha interferido en los asuntos internos de Brasil, limitándose a manifestaciones de apoyo, como en los casos de la detención de Lula y de la expresidenta Dilma Rousseff.
Ortega reafirmó su compromiso con el principio de no intervención y la soberanía, deseando éxito a Lula y al Partido de los Trabajadores. No obstante, estas recientes muestras de apoyo contrastan con declaraciones pasadas de Ortega, quien durante una cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), calificó a Lula de «arrastrado» y acusó a su gobierno de ser «servil» y «traidor» por no reconocer la victoria de Maduro.
El deterioro en las relaciones diplomáticas entre Nicaragua y Brasil se evidenció con la expulsión del embajador brasileño en Nicaragua y la posterior reciprocidad por parte del gobierno brasileño. La relación entre Ortega y Lula, que alguna vez fue cercana, especialmente desde 1980 cuando Lula visitó Managua para el primer aniversario de la revolución sandinista, se encuentra ahora en un estado de tensión.
Este capítulo reciente en la política latinoamericana subraya las complejidades de las relaciones internacionales en la región, donde la soberanía y la no intervención siguen siendo principios fundamentales en el discurso de sus líderes, aunque las acciones a veces muestren una realidad más conflictiva.
EFE