Edmundo González Urrutia, figura prominente de la oposición venezolana, ha enfatizado la necesidad de un reconocimiento internacional más amplio de su candidatura a la presidencia de Venezuela. En una reciente conversación con la periodista venezolana Goizeder Azúa, González Urrutia subrayó la importancia de que todos los aliados de la oposición en Venezuela le reconozcan como presidente, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos.
«Hace falta que el resto de la comunidad internacional tome conciencia y decida definitivamente el reconocimiento de nuestra candidatura como presidente electo. Hay mucha simpatía, pero falta dar el paso formal de reconocimiento por parte de varios Gobiernos», afirmó.
González Urrutia sostuvo que su intención es asumir la presidencia el 10 de enero próximo. Además, se comprometió a seguir denunciando la situación de los presos políticos y las torturas que, según él, se perpetúan bajo el régimen de Nicolás Maduro. «Nos hemos reunido en dos oportunidades con los familiares de los presos políticos y las historias son para llorar», relató, destacando la presión a la que están sometidos.
En sus viajes recientes, González Urrutia ha percibido que la mayor preocupación de la comunidad internacional se centra en la situación de la democracia en Venezuela y la crisis migratoria, que considera la más extensa del mundo. Insistió en la importancia de que organismos internacionales como la Corte Penal Internacional avancen en sus investigaciones sobre la crisis venezolana.
Uno de los compromisos más firmes de González Urrutia en su potencial gobierno es la erradicación de la corrupción, a la que calificó como un «cáncer» que debe ser extirpado del país. «Tenemos que deslastrarnos de ese cáncer que es la corrupción. Es un problema que venimos arrastrando y que ha afectado a las instituciones y la gobernabilidad», aseguró.
Con visión de futuro, González Urrutia expresó su deseo de que su presidencia marque una etapa crucial en la reconstrucción de Venezuela, abogando por la construcción de un país con instituciones democráticas y transparentes. «En la democracia no puede haber espacio para la corrupción», concluyó, reiterando su compromiso con un cambio profundo y duradero
