La producción de crudo en Venezuela ha experimentado una nueva disminución, alcanzando un promedio de 960.000 barriles diarios (bpd) en noviembre, según el último informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Esta cifra representa una reducción del 2,9 % en comparación con octubre, cuando la producción se registró en 989.000 bpd, lo cual equivale a una disminución de 29.000 bpd en tan solo un mes.
Este descenso coincide con el segundo aniversario de la reanudación de las operaciones de Chevron en Venezuela, luego de que el gobierno de Joe Biden le otorgara una licencia, adoptando un enfoque más flexible hacia las sanciones previamente impuestas. Frente a este panorama, Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva y ministra de Petróleo, aseguró que Venezuela está decidida a “sumar esfuerzos para la estabilidad y defensa del mercado energético global”, expresando su confianza en que los países miembros de la OPEP podrán enfrentar los desafíos futuros.
En un esfuerzo por revitalizar el sector energético, Rodríguez extendió una invitación a las empresas petroleras para participar en mesas técnicas enfocadas en exploración, producción y refinación. Este enfoque busca desarrollar un plan integral para impulsar el sector energético y maximizar su potencial. Venezuela también está interesada en fortalecer sus relaciones internacionales, estableciendo colaboraciones con empresas como la española Repsol y la francesa Maurel Prom, como parte de una estrategia para diversificar las inversiones y fomentar una mayor participación extranjera en la industria petrolera.
En el ámbito económico, el economista Luis Oliveros advirtió sobre las graves consecuencias de una posible eliminación de las licencias petroleras para las empresas extranjeras que operan en el país. La medida podría resultar en una caída del 50 % en los ingresos en divisas de Venezuela, lo cual impactaría negativamente la estabilidad cambiaria y de precios.
Mientras tanto, los analistas observan atentamente las decisiones de la nueva administración estadounidense, especialmente en relación con las sanciones impuestas a Venezuela y el reconocimiento del proceso electoral que llevó a Nicolás Maduro a la presidencia en julio, un proceso que la oposición ha calificado como fraudulento.
El Nacional