En 2024, la selva del Darién, un peligroso tramo natural que separa a Colombia de Panamá, ha experimentado una notable reducción en el flujo migratorio. Según las autoridades panameñas, más de 300,000 migrantes cruzaron la región en lo que va del año, una disminución de aproximadamente 200,000 personas en comparación con el récord histórico de 520,000 en 2023.
El Gobierno de Panamá atribuye esta caída del 40% principalmente a las medidas implementadas bajo la administración de José Raúl Mulino, quien asumió la presidencia el 1 de julio. Entre estas acciones se destaca un acuerdo con Estados Unidos para deportar migrantes y el cierre de trochas, o pasos no autorizados.
Colombia también ha registrado este descenso migratorio. Por primera vez desde la pandemia, el país ha implementado medidas para abordar la crisis humanitaria en su frontera norte. Según Laura Daniela Ovalles, coordinadora de Monitoreo, Evaluación, Análisis y Aprendizaje de la Estrategia de Migración de la Cruz Roja, “la asistencia humanitaria se ha fortalecido desde 2021, intensificándose gracias a la coordinación entre el Estado, las organizaciones humanitarias y la población migrante.”
Este año, Migración Colombia introdujo un sistema para contabilizar a los migrantes que cruzan hacia Panamá mediante un formulario de Tránsito Seguro, considerado por algunos como una barrera. Hasta el 31 de octubre, se reportaron 255,000 cruces, aunque los números difieren de los panameños, que notificaron 286,000.
Además, un gran número de migrantes en condición de calle ha buscado recursos para continuar su travesía en las localidades fronterizas, que enfrentan déficit significativos en servicios como hospitales y centros asistenciales. La coordinadora de la Cruz Roja subraya la falta de infraestructura sanitaria adecuada, ejemplificando con la ausencia de hospitales para atender partos.
Un fenómeno emergente es la apertura de nuevas rutas migratorias. Se ha incrementado el número de personas que optan por la «ruta premium» a través del archipiélago de San Andrés y Providencia hacia Nicaragua, así como el uso de lanchas desde Urabá a Costa Rica. Estas rutas evitan las restricciones impuestas por las autoridades panameñas y los peligros de la selva del Darién, como robos y ataques de animales salvajes.
Retorno de Trump y sus Implicaciones
La posible reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos introduce una nueva variable en la dinámica del Darién. El presidente panameño Mulino, conocido por su «mano dura» en temas migratorios, espera trabajar en una relación bilateral clara y beneficiosa con la administración de Trump. Mulino ha manifestado su deseo de contar con apoyo para reforzar las medidas contra la migración irregular, llegando a sugerir la construcción de un muro similar al planificado por Trump en Estados Unidos.
Históricamente, Panamá rechazó la propuesta de convertirse en un «tercer país seguro» durante la primera administración de Trump, una política que habría requerido albergar migrantes que solicitaran refugio en Estados Unidos.
La situación en la selva del Darién sigue siendo un desafío complejo en el ámbito migratorio, con implicaciones significativas para las relaciones entre Colombia, Panamá y Estados Unidos.