La primera caravana migrante del año ha iniciado su trayecto desde la frontera sur de México, congregando a aproximadamente 1.500 personas que buscan desafiar las restricciones gubernamentales en su intento de llegar a los Estados Unidos antes de la toma de posesión del presidente electo, Donald Trump, el 20 de enero. La salida se realizó desde el parque Bicentenario en Tapachula, la ciudad fronteriza más grande en el sur de México.
Un llamado a la acción
El director del Centro de Dignificación Humana (CDH), Luis Rey García Villagrán, hizo un llamado a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, solicitando que se permita el avance de los migrantes. En declaraciones a EFE, el activista expresó su preocupación por las políticas anunciadas por Trump, que incluyen deportaciones masivas y restricciones al asilo. García Villagrán enfatizó la necesidad de un acuerdo humanitario entre los gobiernos de México y Estados Unidos para mitigar las consecuencias de estas medidas.
Polémica sobre las caravanas
Las caravanas migrantes han sido objeto de polémica renovada desde que Sheinbaum, en una conversación telefónica con Trump, afirmó que estos grupos «ya no llegan» a la frontera estadounidense. Sin embargo, el mandatario electo ha amenazado con imponer aranceles del 25% a productos mexicanos si no se frena lo que él denomina «la invasión» de migrantes y drogas.
Historias de los migrantes
Entre los participantes de la caravana se encuentra el venezolano César Eduardo Milano, quien decidió unirse al grupo tras un intento fallido de avanzar con un permiso. Milano relató a EFE cómo fue despojado de sus pertenencias por desconocidos, lo que lo llevó a regresar a Tapachula. «Tomé la opción de ir en grupo para que Dios nos cuide y nos guarde porque es la única forma en la que uno puede subir», expresó.
Por otro lado, Erika Murcia, también de Venezuela, se unió al grupo debido a la falta de permisos para viajar en autobús. Murcia señaló que su objetivo es llegar a Estados Unidos para trabajar y contribuir a la sociedad, destacando su deseo de progreso profesional.
Resistencia a las autoridades
A pesar de los intentos del Instituto Nacional de Migración (INM) por detener la salida de los migrantes, el grupo no fue persuadido de aceptar un permiso provisional para transitar únicamente en el estado de Chiapas. Los migrantes, escépticos hacia las promesas del gobierno mexicano, optaron por continuar su camino en grupo, buscando una mejor oportunidad de vida al norte.
Esta caravana representa un desafío tanto para las políticas migratorias mexicanas como para el nuevo gobierno estadounidense. Su avance estará bajo la atenta mirada de las autoridades y de la comunidad internacional, atentos a las medidas que se tomarán en los próximos días.
EFE