La transmisión del virus de la viruela del mono (rebautizado como mpox) «no es altísima» ni conlleva un elevado riesgo de mortalidad. «No hay ninguna posibilidad de que se convierta en una epidemia tipo Covid», afirma Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), en una entrevista con EFE.
«A día de hoy, podemos estar tranquilos. No es una enfermedad en la que vayamos a tener más casos por entrar en un vagón de metro», señala este especialista en Medicina Preventiva, quien no ve necesidad de tomar medidas específicas de control en el transporte público: «No es como otros virus; no es de transmisión fácil y tiene baja capacidad de mutación».
Pérez insiste en que no se precisan medidas concretas en metro, autobuses o tranvías, aunque podría entenderse un protocolo de vigilancia en aeropuertos para pasajeros procedentes de países de riesgo, dependiendo de la valoración en cada momento.
Importancia de actuar a nivel local en África
«No es descartable que el brote (que surgió en África y registró en Suecia un primer caso de una cepa más grave) se extienda a nivel mundial debido a la alta capacidad de movimiento de la población, pero no es esperable que tenga un impacto significativo. Lo importante es actuar a nivel local (en África) para detener la propagación», precisa Pérez.
Este martes, la Ponencia de Alertas debate con las comunidades la conclusión del Comité de Seguridad Sanitaria de la UE, que ha descartado el control en las fronteras para evitar la propagación, considerando que el riesgo actual es «bajo».
Transmisión por contacto estrecho, no solo íntimo
Desde la AEV se insiste en un mensaje tranquilizador, ya que el mpox no es un virus de transmisión aérea como la Covid, sino que se transmite por contacto estrecho, en situaciones de relación prolongada e intensa.
Respecto a que el último brote en África afecte más a niños, Pérez explica que «la enfermedad se transmite a cualquier persona que se exponga a ella» y que el contagio puede ocurrir por contacto estrecho en el ámbito familiar, no solo íntimo o vinculado a relaciones sexuales. Por ejemplo, si una madre está infectada, podría contagiar al niño compartiendo la cama.
Pérez afirma que «no hay una nueva variante del mpox en España (la clado II se detectó en 2022) y no se observan nuevas clasificaciones microbiológicas, salvo en África y el caso de Suecia».
La protección de la vacuna, al menos un 80%
En relación a las vacunas, Pérez comenta que el suero contra la viruela humana tiene autorización de uso frente a la viruela símica y es efectivo, al menos, en un 80%. «Un 80% es una protección muy alta cuando se trata de una enfermedad con un grado de transmisión tan bajo», afirma.
Pérez explica que las vacunas de primera generación, con menor seguridad, ya no están disponibles, pero sí las de segunda generación, que se reservan para uso en situaciones estratégicas como un ataque bioterrorista con viruela humana. «La viruela está erradicada, pero el virus existe y, ante una amenaza de bioterrorismo, los estados tienen reservas por lo que pudiera ocurrir», señala.
Pérez comenta que estas vacunas de segunda generación (ACAM2000) tienen efectos adversos que, en caso de un ataque terrorista, «son tolerables», pero en 2022 se descartó su uso y se recurrió a las vacunas más recientes, las de tercera generación (IMVANEX en Europa).
Producción limitada de la vacuna de tercera generación
El presidente de la AEV advierte que la vacuna de tercera generación es «relativamente reciente y la capacidad de producción no es altísima». En cuanto a si existen reservas suficientes, Pérez se remite a Sanidad, que es la encargada de gestionar las dosis y la capacidad de compra.
Pérez sostiene que «lo ideal» es vacunarse en la preexposición, preferiblemente antes del día cuatro, aunque es posible hacerlo hasta el catorce, y coincide con la recomendación de vacunar solo a la población que cumple criterios de riesgo.
La vacuna de tercera generación, que es la que se inocula, tiene los mismos efectos adversos que cualquier otra y se administra vía intramuscular en dos dosis, con cuatro semanas de diferencia.
Pérez recomienda acudir a un centro sanitario ante los primeros síntomas y, en caso de agravamiento, se procederá al ingreso hospitalario, aunque lo normal es que la enfermedad se supere con tratamientos sintomáticos.