En un desarrollo que ha capturado la atención internacional, Sergio Castro, un excapitán del grupo de inteligencia boliviano conocido como «300» o «Los Pachajchos», ha denunciado la presencia de agentes extranjeros operando dentro de las Fuerzas Armadas y cuerpos policiales de Bolivia. Según Castro, estos agentes provendrían de Venezuela, Cuba e Irán.
Estas declaraciones tomaron relevancia después de que el exgeneral Juan José Zúñiga lo mencionara en una entrevista con un medio internacional, donde lo identificó como un antiguo miembro de su red de inteligencia. Zúñiga afirmó que Castro había desertado de la organización y que un «extranjero» sugirió «hacerlo desaparecer» debido a su manejo de información sensible. Sin embargo, Castro negó tales acusaciones, argumentando que se apartó del grupo por razones éticas.
Castro explicó: “Me ordenan hacer la ejecución de las operaciones psicológicas considerando que yo era el director de operaciones psicológicas del Ejército. Yo identifiqué cuatro elementos para hacer la imagen política de Zúñiga, porque la orden del presidente era ejecutar un autogolpe y que Zúñiga asuma el poder”. En el mismo contexto, mencionó que Luis Fernando Rodríguez Ureña estaba implicado desde el inicio en la ejecución del golpe.
Tras su decisión de apartarse de la organización, Castro asegura haber sido objeto de procesos judiciales y amenazas, incluyendo la posibilidad de ser vinculado al caso Senkata, del cual él solo habría realizado labores de inteligencia. Ante estas presiones, decidió salir de Bolivia y solicitar asilo en Estados Unidos.
Castro también denunció que miembros de la compañía de inteligencia le informaron sobre una orden gubernamental para detenerlo en Estados Unidos y entregarlo a funcionarios venezolanos. Esta supuesta operación estaría liderada por el mayor Iriarte, entonces segundo al mando de la unidad de inteligencia. Sin embargo, según Castro, nadie participó por temor a la justicia estadounidense.
El excapitán reafirmó la presencia de personal extranjero en las estructuras de inteligencia bolivianas, haciendo particular mención al sistema de inteligencia cubano, a través del exembajador Rafael «El Gallo» Zamora, y a la inteligencia venezolana, representada por el teniente coronel Miguel Ángel Lozano Delgado. Lozano habría viajado a Bolivia bajo la cobertura diplomática de Pdvsa, aunque, según Castro, su verdadero rol sería el de operador de inteligencia.
«La funcionalidad de Pdvsa en Bolivia es insertar agentes de la Dirección de Contrainteligencia Militar de Venezuela, de la Dgcim, que es donde viene operando el teniente coronel Miguel Ángel Lozano. Estas personas, bajo la fachada de Pdvsa, ingresan a Bolivia y están todavía en el país», denunció Castro, subrayando la magnitud de la influencia extranjera en el sistema de seguridad boliviano.
El Nacional