La soledad no deseada se ha convertido en un desafío silencioso que impacta de manera significativa la salud emocional y física de millones de personas alrededor del mundo. En España, según el Barómetro sobre la Soledad No Deseada en España 2024, elaborado por Fundación ONCE y Fundación AXA, en el marco del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (Soledades), una de cada cinco personas experimenta este tipo de aislamiento. Además, el estudio revela que este fenómeno no es transitorio: 67,7% de quienes lo sufren, han permanecido en esta situación por más de dos años.
El impacto de la soledad en la salud es profundo, con numerosos estudios que la asocian a un deterioro en la salud mental, un aumento en el riesgo de enfermedades físicas y la marginación social. Una de las soluciones más efectivas contra la soledad no deseada es la creación de lazos de amistad. Sin embargo, algunas personas se encuentran desprovistas de amigos por diversas razones.
De acuerdo con la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez, en un análisis publicado en el portal La mente es maravillosa, varios factores contribuyen a esta situación.
Inseguridad y confianza: La inseguridad personal es un factor común que impide la formación de amistades. Aquellos que dudan de su valía suelen proyectar estas inseguridades en sus relaciones, dificultando su prosperidad. La incapacidad de confiar en los demás también levanta barreras emocionales significativas. Preguntas introspectivas como “¿Confío realmente en los demás?” pueden ser claves para trabajar estas inseguridades.
Personalidad y compatibilidad: La compatibilidad de personalidades juega un papel crucial. Como explica Castro Arbeláez, no existe un fallo en las personas, pero pueden no ser compatibles con aquellos a quienes desean tener como amigos. Conflictos pueden surgir cuando una personalidad dominante choca con una más independiente, o cuando una personalidad pasiva no satisface las expectativas de interacciones dinámicas.
Barreras geográficas y culturales: Las condiciones externas, como vivir en lugares remotos o cambiar de residencia frecuentemente, dificultan el establecimiento de relaciones duraderas. Las barreras culturales y las normas sociales en comunidades cerradas pueden excluir a los recién llegados, a pesar de su deseo de socializar.
Gestión emocional y del tiempo: La capacidad de manejar adecuadamente las emociones afecta la calidad de las relaciones. Por otro lado, la falta de tiempo, debido a responsabilidades laborales o personales, limita las oportunidades para cultivar amistades. La psicóloga destaca que, en ocasiones, las agendas desfasadas son las responsables de distanciar a las personas.
Algunos trastornos psicológicos, como la ansiedad social o la depresión, también levantan barreras adicionales. Aunque persiste un estigma asociado, reconocer estos problemas es el primer paso para superarlos.
Comunicación y señales no verbales: La comunicación efectiva es fundamental para construir amistades. Las señales no verbales, como la postura corporal o las respuestas evasivas, pueden ser interpretadas como falta de interés, complicando el establecimiento de conexiones significativas.
En resumen, lidiar con la soledad implica reconocer los factores personales y externos que la alimentan, y trabajar activamente en superarlos para fomentar un entorno más conectado y saludable.
Infobae