Las inundaciones repentinas ocurridas en Texas, Estados Unidos, durante el fin de semana festivo del 4 de julio, han provocado la muerte de al menos 82 personas y la desaparición de varias más, incluidas niñas que se encontraban en un campamento de verano.
La tragedia se concentró a lo largo del río Guadalupe, en las afueras de San Antonio, donde las autoridades están llevando a cabo intensas operaciones de búsqueda mientras enfrentan cuestionamientos sobre su capacidad de respuesta y preparación frente a este tipo de emergencias.
El evento meteorológico se desencadenó por una tormenta que dejó caer 30 centímetros (12 pulgadas) de lluvia en la madrugada del viernes. Según el Servicio Meteorológico Nacional, se emitió una alerta de inundación urgente a las 4:00 a. m., advirtiendo de posibles daños catastróficos. No obstante, los residentes reportaron que los niveles de agua comenzaron a aumentar peligrosamente a partir de las 5:20 a. m., lo que llevó al río Guadalupe a aumentar su nivel en 8 metros (26 pies) en tan solo 45 minutos.
El gobernador Greg Abbott informó que 41 personas continúan desaparecidas en todo el estado. El sheriff Larry Leitha confirmó que en el condado de Kerr, se hallaron los cuerpos de 68 personas, incluidos 28 niños. En el campamento Camp Mystic, diez niñas y un consejero siguen desaparecidos.
Las autoridades han sido objeto de escrutinio por la falta de alertas previas a las 4 a.m. y la ausencia de órdenes de evacuación. Rob Kelly, juez del condado de Kerr, señaló que las inundaciones fueron inesperadas, describiéndolas como un evento de «100 años». La falta de un sistema de alerta eficaz ha sido un tema de discusión, ya que se había considerado implementar uno hace varios años.
La fuerza del agua arrasó con campamentos y arrancó casas de sus cimientos, dejando una estela de destrucción visible desde el aire. Las autoridades han advertido que la recuperación será un proceso largo y difícil, dado que las lluvias continúan y las alertas de inundaciones se mantienen vigentes. Los funcionarios han reconocido que no anticiparon la intensidad de la tormenta, equivalente a varios meses de lluvia en la región.
El juez Kelly expresó su conmoción al observar la devastación y afirmó que el enfoque está ahora en la recuperación tras un arduo esfuerzo de rescate inicial. La comunidad de Texas enfrenta un desafío significativo para reconstruir y retomar la normalidad en las zonas afectadas.
EFE