Un informe revelado recientemente arroja luz sobre una compleja red criminal que opera en las regiones de Arauca y Catatumbo, involucrando al Ejército de Liberación Nacional (ELN), el cartel de los Soles —integrado por altos mandos militares venezolanos— y Hezbolá. Este documento, entregado a las Fuerzas Militares de Colombia por organismos de inteligencia de Medio Oriente, fue obtenido en exclusiva por la revista SEMANA.
Según el informe, en Arauca, el frente de Guerra Oriental del ELN actúa como una máquina del poder criminal, contando con el respaldo del «régimen «de Nicolás Maduro. Desde Venezuela, se proporciona apoyo estructural a esta organización terrorista para establecer pequeñas repúblicas independientes en Colombia. Se menciona que tienen campamentos y zonas de operación en el estado Apure, desde donde se planean ataques con explosivos y francotiradores contra la fuerza pública colombiana. Además, los nuevos reclutas del ELN estarían siendo entrenados militarmente en Venezuela.
El informe también documenta el tráfico de cocaína hacia Apure, redirigido por redes vinculadas a Hezbolá hacia mercados externos. La droga aparentemente utiliza canales marítimos oficiales de Venezuela para su transporte.
Por otro lado, el documento señala que el régimen de Maduro ha estado patrocinando el conflicto armado entre el ELN y las disidencias de las FARC en la subregión del Catatumbo, un enfrentamiento que ha mantenido en vilo a la población durante varios meses. Ciudades como La Fría y Machiques en Venezuela sirven como centros logísticos con el apoyo de la Guardia Nacional Bolivariana para el transporte de armas. En las localidades de Tibú y El Tarra, en Norte de Santander, se observa un control social coercitivo sobre la población civil.
Este informe subraya la complejidad y el alcance transnacional de la violencia en estas regiones, destacando la necesidad de una respuesta coordinada entre los países afectados para enfrentar estas amenazas.
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