En un operativo reciente llevado a cabo por la Policía Nacional de Colombia en la zona urbana de Cúcuta, se logró la incautación de un arsenal que incluía un revólver calibre 38, una pistola calibre 380, dieciocho cartuchos de diversos calibres y diez teléfonos celulares Android. Durante el operativo, también se capturó a dos hombres extranjeros, señalados como «presuntos dinamizadores» del comercio ilegal de armas de fuego desde el vecino país hacia la región del Catatumbo, en beneficio del Ejército de Liberación Nacional (Eln).
Esta acción policial se enmarca en un contexto regional tenso, donde el gobierno del presidente Gustavo Petro ha manifestado su respaldo al mandatario venezolano Nicolás Maduro. Este apoyo se produce tras el anuncio de que Estados Unidos está evaluando la posibilidad de realizar operaciones militares en el extranjero contra carteles de narcotráfico, como el de ‘los Soles’, ofreciendo una recompensa de 50 millones de dólares por información sobre el líder de dicho cartel.
Las agencias de inteligencia han revelado que la guerrilla del Eln, con el supuesto apoyo de la Guardia Nacional Bolivariana, no solo estaría involucrada en el tráfico de armas desde Venezuela hacia Colombia, específicamente en los departamentos de Arauca y Norte de Santander, sino que también estaría gestionando campos de entrenamiento en territorios venezolanos como Apure, Táchira, Amazonas y Zulia. En estos campos, se presume que se entrenan francotiradores y operadores de drones para atacar tanto a la Fuerza Pública como a la población civil.
Además, se ha informado que estos campos de entrenamiento cuentan con la participación de instructores de Ecuador y Siria, quienes enseñan el manejo de drones kamikaze equipados con granadas de hasta 85 milímetros. Existen reportes sobre la implementación de tecnología antidrones por parte del Eln en puntos estratégicos del sur de Bolívar, con el objetivo de contrarrestar las incursiones del ‘clan del Golfo’ utilizando esta tecnología.
Las recientes incautaciones y capturas en Cúcuta son un eslabón más en la compleja red de conflictos armados y actividades ilícitas que afectan la región fronteriza entre Colombia y Venezuela, reflejando la importancia de la cooperación internacional para abordar estos desafíos de seguridad.
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