Luis Quiñónez, experto en seguridad internacional y veterano de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, planteó en una entrevista con El Informativo de NTN24 un escenario de intervención militar por parte de los Estados Unidos en Venezuela. Según Quiñónez, en caso de un ataque terrestre estadounidense contra el Cartel de los Soles, «en 48 horas se acabaría la bulla».
En el contexto de las declaraciones del expresidente Donald Trump, quien afirmó que su Gobierno perseguiría a los carteles de la droga provenientes de Venezuela, Quiñónez expresó que una operación terrestre es necesaria para «capturar a esta gente», indicando que una ofensiva aérea podría no ser suficiente.
El experto explicó que el equipo estadounidense ha practicado cómo ingresar a un lugar «así de resguardado» y cuenta con las herramientas necesarias para evitar posibles fugas. Quiñónez destacó que «85% de los militares están con nosotros», refiriéndose a aquellos dentro de las filas venezolanas que no desean apoyar al régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, reconoció que hay «un 5% a los que les han lavado el cerebro» y que apoyarían a Maduro.
En cuanto al procedimiento táctico, Quiñónez detalló que lo ideal sería bombardear puntos estratégicos militares para dejar al régimen «ciego» y «sin oír lo que está sucediendo». Esta táctica, según él, podría minimizar la pérdida humana y permitir que la situación se resuelva rápidamente.
En relación a otro asunto de seguridad internacional, Quiñónez mencionó la reciente postura de Trump hacia Rusia. Trump reveló que EE.UU. fue amenazado directamente por Rusia, lo que motivó el envío de dos submarinos cerca de las costas rusas. Quiñónez afirmó que, en caso de un ataque nuclear de Rusia hacia los Estados Unidos, «inmediatamente les van a caer por lo menos 60 bombas que acabarían con la mayoría del país».
Quiñónez advirtió sobre las consecuencias devastadoras de un conflicto armado moderno, subrayando que «una guerra en esta época con estas armas que tenemos, la verdad es que nadie, nadie puede ganarla». Expresó su preocupación por una potencial Tercera Guerra Mundial, destacando que «la mayoría del planeta se vería afectado por las condiciones y la radiación». Este escenario, afirmó, no es conveniente para ningún país y pidió cautela en la escalada de tensiones internacionales.