El poder de los sentidos en la salud mental: Viajar, Saborear y Sanar

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Publicada: octubre 10, 2025

En una época donde la ansiedad y la depresión se han convertido en compañeros silenciosos de muchos, redescubrir la calma puede estar más cerca de lo que se piensa. A menudo, un viaje corto, una caminata por un lugar nuevo, o simplemente disfrutar de una taza de café caliente pueden ayudar a reconectar con uno mismo. La salud mental también se cultiva con pequeños placeres, y Venezuela ofrece múltiples caminos para lograrlo.

Cada 10 de octubre, el Día Mundial de la Salud Mental invita a reflexionar sobre un tema que ya no puede ser ignorado: el bienestar emocional. Las cifras globales son alarmantes, pero más allá de los números, la realidad se siente diariamente a través del estrés, la incertidumbre y la rutina.

Sin embargo, existen pequeñas terapias cotidianas que ayudan a respirar de manera diferente, siendo una de ellas viajar —sin necesidad de ir lejos— y saborear la vida con consciencia. Viajar y comer no son lujos, sino formas de sanar.

El Viaje como Medicina del Alma

Un paseo por la montaña, una tarde frente al mar o una visita a un pueblo donde el tiempo parece detenerse, activa en el cerebro las mismas áreas que se estimulan con la meditación o la terapia. Planificar un recorrido, empacar y salir de la rutina genera dopamina, serotonina y endorfinas, las hormonas que devuelven el equilibrio emocional.

Viajar también enseña a soltar el control, a fluir y a adaptarse. En un país como Venezuela, donde cada región tiene su propio sabor y paisaje, los viajes se convierten en una forma de redescubrirse sin necesidad de cruzar fronteras.

La Gastronomía como Refugio Emocional

Existen tipos de calma que solo se encuentran en los aromas. El olor del café recién colado, una arepa dorada en el budare o un plato compartido entre risas, son terapias sensoriales. Cocinar o comer conscientemente conecta con el presente, devuelve el control del cuerpo y la mente, recordando que el placer también es una forma de salud.

Tomarse un café en una esquina, probar un dulce típico o sentarse frente a una vista y saborear algo hecho con amor, puede ser una forma de decir: estoy aquí, estoy vivo, estoy bien. No se requiere un gran presupuesto, solo la intención de hacer especial lo cotidiano.

Turismo Emocional: Reconectar desde lo Simple

En los últimos años, los expertos han hablado del turismo emocional, una tendencia que invita a viajar con propósito: no para acumular destinos, sino para sanar. Desde el Waraira Repano hasta un atardecer en la costa, desde una posada rural en los Andes hasta un café urbano lleno de historias, cada experiencia se convierte en una pausa mental.

En esas pausas, el alma se acomoda, la mente respira y el corazón se aligera. Porque cuidar la salud mental no siempre implica medicinas o terapias formales. A veces, se trata de permitir sentir, disfrutar y reconectar con los sentidos.

Cuidarse También es Vivir

La salud mental no distingue clases sociales, edades ni profesiones. Todos, en algún momento, necesitan parar y reconectar. Para algunos será un viaje al interior del país; para otros, un desayuno compartido con amigos o un café mirando el cielo. Lo importante es entender que el bienestar se construye con acciones simples, conscientes y repetidas: caminar, conversar, reír, cocinar, mirar el paisaje… y, sobre todo, permitir sentir.

En un mundo que corre sin pausa, cuidar la mente se vuelve un acto de resistencia y amor propio. Venezuela, con su mezcla de sabores, paisajes y gente cálida, recuerda que la salud mental también se nutre del alma, del gusto y de los caminos que invitan a redescubrirse. A veces, la mejor terapia está en una taza de café, un viaje corto o un plato que sabe a hogar.

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