Eric Adams, alcalde de Nueva York, ha sido formalmente acusado por cargos federales de soborno, marcando un hito histórico al convertirse en el primer alcalde en funciones de la ciudad en enfrentar un proceso penal.
La Fiscalía ha presentado diversos cargos en contra de Adams, entre los que se incluyen soborno, conspiración para cometer fraude electrónico, soborno federal, recibir contribuciones de extranjeros para la campaña, solicitar contribuciones de un extranjero y fraude electrónico. Esta acusación llega poco tiempo después de que el FBIrealizara un allanamiento en Gracie Mansion, la residencia oficial del alcalde.
Adams, quien actualmente está bajo investigación en múltiples casos paralelos, ha negado rotundamente cualquier implicación en delitos o conocimiento de los mismos. Su abogado ha declarado que Adams está «esperando su día en el tribunal» y ha calificado los cargos de infundados. A pesar de la gravedad de las acusaciones, el alcalde asegura que no tiene intención de renunciar a su cargo.
La situación ha generado una ola de reacciones entre los ciudadanos y la clase política, mientras que observadores legales consideran el caso como uno de los más significativos en la historia reciente de la ciudad.
Con vistas en el desarrollo de este proceso judicial, la ciudad de Nueva York se enfrenta a un periodo de incertidumbre mientras su alcalde defiende su inocencia frente a unas acusaciones que podrían redefinir el curso de su carrera política y la gobernanza de la ciudad.