Este martes, Claudia Sheinbaum Pardo, quien resultó victoriosa en las elecciones del pasado 2 de junio, ha asumido formalmente el cargo de presidenta de México, tomando el testigo de Andrés Manuel López Obrador, su compañero de partido en Morena.
La Ceremonia de Toma de Posesión: Una Agenda Histórica
La ceremonia de toma de posesión se inició a las 9 a.m. con la sesión del Congreso General, en la cual Sheinbaum prestó juramento como presidenta ante el Congreso de la Unión. La sesión comenzó con la intervención de representantes de cada grupo parlamentario, quienes ofrecieron discursos de hasta 10 minutos cada uno, en un significativo acto democrático.
A las 10:50 a.m., Sheinbaum arribó al recinto legislativo por la avenida Congreso de la Unión, donde fue recibida con gran entusiasmo. Minutos después, a las 11 a.m., la presidenta del Congreso General le solicitó que tomara protesta, un acto que se llevó a cabo a las 11:01 a.m., marcando el inicio oficial de su mandato.
El Momento Simbólico de la Transición
Uno de los momentos más emotivos de la jornada se produjo a las 11:02 a.m., cuando Andrés Manuel López Obrador entregó la banda presidencial a la presidenta del Congreso General, quien a su vez la entregó a Sheinbaum. Este gesto no solo simbolizó la continuidad política en México, sino también el inicio de una nueva etapa bajo su liderazgo.
Primer Mensaje a la Nación
A partir de las 11:03 a.m., Claudia Sheinbaum ofreció su primer mensaje a la nación como presidenta. Durante más de una hora, delineó sus prioridades para el país, subrayando su compromiso con la justicia social, la equidad de género y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Su discurso fue recibido con aplausos y destacó por su emotividad y claridad en los propósitos.
Un Nuevo Capítulo para México
Tras concluir su mensaje a las 12:20 p.m., Sheinbaum se retiró del recinto legislativo y se dirigió en su vehículo hacia el Palacio Nacional, marcando el comienzo formal de su administración.
El ascenso de Claudia Sheinbaum a la presidencia no solo representa un cambio de liderazgo, sino también la continuación de una línea política que promete transformar México y enfrentar los retos del siglo XXI con determinación y nuevas ideas. La nación entera aguarda expectante los pasos que dará su nueva presidenta en este prometedor capítulo de la historia mexicana.
