El ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Yván Gil, ha declarado de manera enfática que Venezuela no tolerará «injerencias groseras» por parte de la oligarquía colombiana. La declaración fue emitida tras los controvertidos comentarios del canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, quien manifestó en la Plenaria del Senado de Colombia que no reconocerían la victoria del presidente Nicolás Maduro Moros, reelecto en las elecciones presidenciales celebradas el pasado 28 de julio.
“Basta de injerencias groseras y de buscar titulares que solo disfruta la derecha paramilitar y fascista, no lo vamos a tolerar, canciller Murillo, ni usted ni ninguna institución colombiana tienen el derecho y mucho menos la moral para hablar de Venezuela, no es un asunto que le incumba, definitivamente no es su problema,” manifestó el ministro venezolano a través de su cuenta en la red social Telegram.
En las recientes elecciones, el pueblo venezolano habló claro y fuerte, otorgando a Nicolás Maduro Moros seis millones 408 mil 844 votos, representando el 51,95 por ciento de los electores que acudieron a las urnas de votación. Este resultado ha sido certificado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que destacó el riguroso proceso de peritaje técnico electoral realizado por la Sala Electoral del máximo tribunal del país.
La sentencia del TSJ reafirma los boletines ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), los cuales están avalados por las actas de escrutinios emitidas por las máquinas de votación desplegadas en el territorio nacional. Este respaldo legitima aún más la victoria de Maduro, confirmando la voluntad del pueblo venezolano.
A pesar de los intentos por deslegitimar el proceso electoral venezolano, el gobierno de Venezuela sostiene que las alianzas entre la oligarquía colombiana y el imperio norteamericano no debilitarán los logros de los gobiernos revolucionarios. El ministro Yván Gil ha dejado claro que cualquier intento de injerencia extranjera será rechazado contundentemente, proclamando la soberanía y la autodeterminación del país como principios inalienables.
En conclusión, Venezuela defiende firmemente su proceso democrático y rechaza las injerencias externas que pretenden desestabilizar su gobierno legítimamente electo.