La reciente declaración del fiscal nacional, Ángel Valencia, acerca de la presunta implicación de Diosdado Cabello, vicepresidente y ministro del Interior de Venezuela, en el crimen del exteniente venezolano Ronald Ojeda, ha reavivado la polémica sobre el vínculo entre el gobierno de Nicolás Maduro y el Tren de Aragua. Esta organización criminal transnacional, con presencia en varios países de América, está bajo investigación por el secuestro y homicidio de Ojeda el año pasado.
Desde su aparición en distintos rincones de la región, el régimen chavista ha mantenido un discurso ambivalente respecto al Tren de Aragua. Nicolás Maduro llegó a describirlo como un «constructo» destinado a desestabilizar su gobierno. Sin embargo, tanto él como otros miembros de su administración han reconocido ocasionalmente su existencia, afirmando que la agrupación ya fue desmantelada en Venezuela y que su presencia internacional responde a una estrategia de los opositores del chavismo.
A inicios de septiembre de 2023, un masivo operativo involucrando a más de 11,000 efectivos militares y policiales irrumpió en la cárcel de Tocorón, base operativa del Tren de Aragua, marcando un hito en la lucha contra esta organización. El fiscal nacional, Tarek William Saab, señaló que la toma de Tocorón representó un «golpe demoledor contra la banda». Por su parte, el ministro del Interior y Justicia, Remigio Ceballos, afirmó que el grupo criminal había sido «totalmente desmantelado».
Pese a estos esfuerzos, el discurso oficial ha oscilado entre la negación de la existencia del Tren de Aragua y la atribución de la responsabilidad de sus acciones a enemigos del régimen. Tras las elecciones del 28 de julio, en las que Nicolás Maduro fue declarado ganador sin la publicación de las actas de votación, las autoridades endurecieron su postura, vinculando al Tren de Aragua con la oposición venezolana y señalando a su líder, Héctor Guerrero Flores, alias «El Niño» Guerrero, como un agente de Estados Unidos.
El canciller venezolano, Yvan Gil, en abril de 2024, describió al Tren de Aragua como una «ficción creada por la mediática internacional». Esta declaración fue seguida por comentarios del fiscal general Tarek William Saab, quien ratificó el desmantelamiento de la banda y desestimó su supuesto poder e influencia.
En un giro inesperado, Diosdado Cabello, vinculó a la agrupación con figuras de la oposición venezolana y expresidentes colombianos, mientras que la Fiscalía chilena ha comenzado a investigar al vicepresidente venezolano por sus supuestos vínculos con la banda.
Este debate sobre la existencia y el impacto del Tren de Aragua sigue siendo una cuestión candente, con implicaciones internacionales y una creciente atención por parte de diversas autoridades en todo el continente. La situación continúa desarrollándose en medio de complejas relaciones diplomáticas y acusaciones cruzadas.
GDA/El Mercurio