El quinto paso es el robo de cuentas y dinero. Con la información sensible recolectada, los cibercriminales pueden realizar transferencias, vaciar cuentas bancarias, tomar control de la cuenta de WhatsApp y solicitar dinero a los contactos en nombre de la víctima. El impacto puede traducirse en pérdidas económicas significativas y en la vulneración de múltiples servicios vinculados al dispositivo.
“Este método para robar cuentas de WhatsApp y otra información sensible no solo que es novedoso, sino que además registró actividad en diversas partes del mundo. En julio de este año, el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE) compartió un comunicado para alertar a los ciudadanos. Más allá de las advertencias por parte de diferentes autoridades sobre la circulación de esta estafa, se registraron diversas víctimas a nivel mundial, y es por eso que es esencial la concientización, ya que mientras más al tanto se esté sobre los riesgos mayor prevención se podrá tomar”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Entre los casos reportados, ESET menciona el testimonio de un usuario de Brasil en Reddit, quien relató que su madre perdió 3.000 reales tras ser contactada por una supuesta amiga. El señuelo fue una llamada en la que esta persona afirmaba haber realizado una compra en OLX y necesitaba que se confirmara la transacción. La amiga, sin embargo, había sido previamente hackeada y su identidad había sido suplantada por el atacante.
El caso derivó en una videollamada en la que, mediante técnicas de ingeniería social, el estafador convenció a la víctima de compartir pantalla y abrir su homebanking. Como resultado, se produjo el vaciamiento de la cuenta bancaria, además de la toma de control de sus cuentas de WhatsApp y Gmail.
En Hong Kong se registró una pérdida monetaria mayor, con una víctima que perdió 5,5 millones de dólares. En este episodio, el ciberatacante se presentó como soporte para gestionar la baja de un servicio de telecomunicaciones. La situación derivó en que la persona compartiera la pantalla de su dispositivo. Al abrir la cuenta bancaria, el estafador la convenció de compartir contraseñas y códigos de verificación, lo que permitió sustraer los fondos.
Ante este panorama, ESET difunde una serie de recomendaciones para reducir el riesgo de caer en esta u otras estafas basadas en ingeniería social. En primer lugar, sugiere no compartir pantalla, especialmente cuando no existe certeza sobre la identidad del interlocutor. También enfatiza la importancia de no facilitar códigos de verificación, dado que son personales e intransferibles y no deben compartirse por llamada o mensaje.
Otra recomendación es evitar brindar información personal o sensible a través de llamadas, independientemente de los argumentos que presente la otra parte, recordando que empresas y organismos gubernamentales no solicitan detalles confidenciales por esos medios. Asimismo, se aconseja verificar la información en caso de recibir comunicaciones que mencionen a familiares o conocidos en problemas, contactando directamente a la persona involucrada, y, cuando se trate de empresas u organizaciones, corroborar el contacto mediante canales oficiales.
ESET también destaca la utilidad de habilitar el doble factor de autenticación como medida de seguridad adicional. De este modo, aunque un cibercriminal obtenga las credenciales de acceso, necesitará un segundo factor para ingresar, lo que dificulta la vulneración de la cuenta.
“Esta estafa es una muestra clara de cómo la ingeniería social es una de las amenazas más peligrosas dentro del mundo de la ciberseguridad. No depende de fallos técnicos, sino que basta con generar una acción impulsiva en la víctima para que el engaño funcione. Por ello, además de invertir en soluciones de protección, es clave estar informado, saber reconocer señales de alerta, desconfiar de solicitudes inusuales y adoptar hábitos seguros.”, agrega Gutiérrez Amaya de ESET.
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