Cada diciembre, el pueblo venezolano se sumerge en un ritual culinario que va más allá de la simple preparación de alimentos; se trata de una celebración de unidad familiar, tradición y cultura. La temporada navideña es la ocasión perfecta para que las familias se reúnan en torno a sus tradiciones gastronómicas, recreando los sabores que los conectan con sus raíces.
El investigador José Gregorio Aguiar López, Ph.D., de la Dirección de Sociopolítica y Cultura de la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), destaca que el plato navideño venezolano es una expresión de la diversidad regional del país. Según explica Aguiar, la preparación de la emblemática hallaca ha evolucionado con el tiempo y las generaciones. Relata cómo en la época colonial, los esclavos y sirvientes usaban los restos de comida para crear un platillo que, con el tiempo, se perfeccionó con ingredientes traídos de Europa.
“La hallaca es más que una simple receta; es una construcción cultural que los venezolanos han enriquecido a lo largo de los años”, afirma Aguiar. Este plato, envuelto en hojas de plátano y cocido en agua, se convierte en un símbolo de pertenencia y continuidad.
El proceso de elaboración de las hallacas es una actividad familiar en la que participan todos los miembros del hogar. A pesar de ser un procedimiento exhaustivo, se celebra con alegría, al ritmo de las gaitas de agrupaciones emblemáticas como Rincón Morales, Cardenales del Éxito y Maracaibo 15. “Es un momento mágico que toca los valores familiares en cada hogar”, comenta Aguiar.
El plato navideño se completa con otros elementos indispensables como la ensalada de gallina y el pernil al horno. La ensalada combina ingredientes como papas, zanahorias, y pechuga de gallina, mientras que el pernil se adereza con una rica mezcla de especias y se hornea hasta alcanzar la perfección. “Este plato es una sinfonía de sabores que une las distintas carnes en una armonía única”, señala el investigador.
El pan de jamón, otra joya de la mesa navideña, tiene sus orígenes en la panadería Ramella de Caracas en 1905. Esta preparación, que incluye jamón, aceitunas y pasas, se ha convertido en un emblema de la creatividad culinaria venezolana.
La Cocina Venezolana que Cruza Fronteras
Con el fenómeno migratorio, el plato navideño venezolano ha comenzado a cruzar fronteras, llegando a mesas de alemanes, japoneses, austriacos e italianos, entre otros. Aguiar López señala que, aunque la distancia física puede separar a las familias, las tradiciones culinarias permanecen intactas, llevándose consigo en cada viaje las recetas y los conocimientos transmitidos de generación en generación.
“El plato navideño venezolano es mucho más que alimentos; es un símbolo de identidad que encuentra un lugar en corazones de distintas latitudes, creando lazos culturales entre pueblos lejanos”, concluye Aguiar.
Esta rica tradición culinaria no solo celebra la navidad, sino que fortalece los valores de unidad familiar y pertenencia cultural, ratificando la identidad venezolana en cualquier parte del mundo.