El comediante venezolano George Harris, radicado en Miami, ha calificado su experiencia en el Festival de Viña del Mar como un episodio de «xenofobia y boicot». Durante un live de aproximadamente una hora, Harris relató lo sucedido en el evento, señalando que su presentación estuvo marcada por un hostil recibimiento y abucheos por parte del público.
Harris, quien ha estado en el centro de la polémica desde que anunció su participación en el festival, comentó sobre las frases polémicas que expresó en el escenario, justificándolas como una respuesta al ambiente adverso. Según el comediante, antes de su actuación fue interrogado repetidamente por los medios de comunicación chilenos sobre la posibilidad de un fracaso, lo que describió como un asedio. «¿Será que estaba cantado el fracaso, será que querían que pasara?», se preguntó.
El humorista relató que desde el momento en que subió al escenario, comenzó a recibir abucheos. «Empiezo a hacer la rutina y en el segundo cero empieza la pita, la funa, la burla», comentó Harris. Pese a estar sobre el escenario por solo trece minutos, los ruidos ensordecedores impidieron el desarrollo de su rutina. Harris lamentó haber ignorado las advertencias de su comunidad en Chile sobre los posibles riesgos de su participación.
A pesar de lo ocurrido, Harris subrayó que no está tratando de victimizarse. «Yo no estoy aquí para hacerme la víctima ni para llorar ni nada», expresó. Sin embargo, insistió en que lo sucedido fue un acto de xenofobia contra su nacionalidad. Afirmó que Chile es un país noble que lo ha recibido con cariño, y destacó que no generaliza el comportamiento del público con el pueblo chileno en general.
El comediante también abordó su salida de Chile, confesando que debió partir del país apresuradamente: «No se lo deseo a nadie. Bueno, al gobierno de Venezuela sí, pero a nadie más», declaró. Harris, quien en el pasado había llenado el Movistar Arena en Chile, defendió su trayectoria de 20 años en el humor y expresó su deseo de superar este incidente.
El desenlace del evento en Viña del Mar plantea interrogantes sobre la interacción del humor con las sensibilidades culturales y políticas, y deja abierta la discusión sobre los desafíos que enfrentan los artistas en contextos internacionales.