La Unesco reconoció al joropo de Venezuela como Patrimonio Cultural de la Humanidad, distinción que resalta la importancia de este género tradicional en medio de un contexto de incertidumbre interna y tensiones geopolíticas que inquietan a la población.
La melodía del arpa, el cuatro y las maracas que dan vida al joropo resuena hoy con alegría en Venezuela, donde el anuncio fue recibido como una “excelente noticia” por numerosos ciudadanos, en contraste con la preocupación generada por la crisis entre Caracas y Washington.
El joropo, considerado “el auténtico baile tradicional de Venezuela” y declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2014, es un ritmo que forma parte de las tradiciones del país. Se caracteriza por sus bailes marcados por zapateos constantes, cuyo son varía según la región de sus exponentes. Sus sinfonías tienen marcadas influencias indígenas, africanas y europeas, y se originaron en los Llanos venezolanos, extendiéndose también a los estados fronterizos compartidos con Colombia.
En las presentaciones de joropo, la vestimenta tradicional incluye en las mujeres faldas largas y floreadas, mientras que los hombres suelen vestir de blanco y llevar un sombrero de ala ancha de ala ancha como parte de su atuendo típico.
El reconocimiento de la Unesco fue recibido por muchos venezolanos como un motivo de alegría en un momento de preocupación por la presencia de fuerzas militares estadounidenses en el Caribe desde agosto y la suspensión de vuelos por parte de varias aerolíneas internacionales tras una alerta de seguridad en el espacio aéreo, factores que alimentan el temor a un posible conflicto armado.
“Que buena noticia, merecemos esta alegría dentro de esta locura que vivimos y luego de la tristeza por no poder ir al Mundial de Fútbol”, dijo César Marcano desde el oeste de Caracas. “Me alegra que se reconozca nuestra cultura y espero que los venezolanos le den la importancia que se merece. El joropo es parte de nuestro ADN”, agregó Marcano.
La comunidad musical venezolana espera que, con este reconocimiento internacional, los ritmos tradicionales se difundan más y vuelvan a formar parte de los actos culturales en los centros educativos. “Esta nominación es un llamado de atención del valor de la cultura, ya que el folklore es la expresión más pura de un pueblo. El joropo necesita de este impulso para acercarse a las nuevas generaciones y mantenerse vivo”, afirmó la cantante Annaé Torrealba, hija del compositor de música tradicional Juan Vicente Torrealba.
La música folclórica o popular se escucha con mayor frecuencia en el interior del país que en la capital, donde las emisoras de radio suelen transmitirla solo en la madrugada. Ante esta situación, sus autores solicitan ampliar la difusión del género. “Hay diversos grupos y creadores de música venezolana no tan conocidos como los de géneros comerciales y tropicales, pero hay muchos jóvenes a los que les gusta el joropo, por lo que hace falta más apoyo y más espacios o tarimas para llegar al público en vivo”, advirtió Torrealba.
Con el nuevo reconocimiento de la Unesco, intérpretes y cultores del joropo aspiran a que esta manifestación cultural fortalezca su presencia en la vida cotidiana del país y consolide su transmisión a las futuras generaciones.
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