La correcta conservación de los alimentos congelados es crucial para asegurar su seguridad y calidad nutricional. Aunque muchas personas creen que simplemente almacenarlos en el freezer es suficiente, existen protocolos esenciales, conocidos como la «cadena de frío», que deben seguirse desde el productor hasta el consumidor para garantizar la frescura de los productos congelados.
Uno de los aspectos más debatidos en la conservación de alimentos congelados es si pueden ser recongelados una vez descongelados. La respuesta general es que no es recomendable, pues al descongelar los alimentos, se activa el crecimiento microbiano y se deteriora su textura. “Descongelar y re-congelar también puede impactar negativamente el sabor y, potencialmente, la seguridad de los alimentos”, afirma Julio Moreno, ingeniero de investigación y desarrollo de Frescarini™. Se sugiere preparar todo el contenido de una vez para disfrutarlo con seguridad.
Temperatura óptima: una garantía de calidad
Los productos congelados, como los raviolis y raviolitos de Frescarini™, deben almacenarse entre 0 °C y -18 °C para preservar su frescura y valor nutricional, lo que incluye proteínas de alta calidad, minerales como hierro y calcio, y carbohidratos complejos. Moreno destaca que este mantenimiento de temperatura es vital desde el amasado y la pre-cocción, pasando por el transporte en camiones refrigerados, hasta el almacenamiento en cavas. “Este proceso, conocido como cadena de frío, debe mantenerse sin interrupciones hasta llegar a los congeladores de los puntos de venta y del hogar”, señala el experto.
Incluso el consumidor juega un papel clave al garantizar que, tras la compra, el producto se mantenga congelado hasta su preparación.
Data Loggers: tecnología para verificar la cadena
Para asegurar que cada paso en la cadena de frío se cumpla correctamente, Frescarini™ emplea dispositivos llamados Data Loggers. Estos dispositivos registran la temperatura a lo largo del trayecto, generando curvas que pueden analizarse digitalmente, asegurando así la integridad del producto en cada bocado.
En resumen, la cadena de frío es esencial para la preservación de la calidad y seguridad de los alimentos congelados. Mantener el control de temperatura es vital para asegurar que los productos, como los de Frescarini™, lleguen al consumidor final en óptimas condiciones, ofreciendo así una experiencia culinaria segura y de calidad.
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