La reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Santa Marta, Colombia, contó con la asistencia de solo 9 de los 60 invitados, destacando la ausencia de Nicolás Maduro. A pesar de que el anfitrión, Gustavo Petro, es considerado un aliado de Maduro, las tensiones con Estados Unidos influyeron en su decisión de no asistir al encuentro.
Desde la seguridad de su país, Maduro envió una carta a la cumbre, expresando su rechazo a la presencia militar estadounidense cerca de las costas venezolanas. En la misiva, denuncia lo que considera una amenaza a la soberanía de Venezuela, afirmando: «El principio que está hoy en juego es claro y decisivo: la soberanía de los Estados y la libre autodeterminación de los pueblos. Venezuela lo declara con absoluta claridad: no acepta ni aceptará tutelaje alguno». Además, criticó la aplicación de la Doctrina Monroe, la cual, en su opinión, busca el control de América Latina mediante intervenciones.
Maduro presentó cuatro demandas claras a los líderes de la región: la proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, el rechazo a la militarización del Caribe, la exigencia de una investigación independiente sobre las ejecuciones denunciadas, y la creación de mecanismos regionales para la cooperación humanitaria y la defensa colectiva.
Finalmente, exhortó a los asistentes a convertir la cumbre en un acto de firmeza, evitando que los intereses externos y las ambiciones internas dividan a los pueblos de la región. En sus palabras: «No permitamos que la mezquindad de los poderes externos ni la ambición de algunas oligarquías nos divida».
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