Miles de migrantes venezolanos celebraron la Navidad varados en la frontera sur de México, enfrentando la incertidumbre generada por el ex presidente Donald Trump y las políticas restrictivas del gobierno mexicano. En ciudades como Tapachula, ubicada en el límite con Centroamérica, estos migrantes han pasado las festividades durmiendo en las calles, en campamentos improvisados y lejos de sus seres queridos.
Entre estos migrantes se encuentra Denys, un venezolano que ha estado viajando durante tres meses desde su país hasta México. La situación es tan crítica que, para esta Navidad, Denys pidió a las autoridades mexicanas la posibilidad de dormir en las calles para disfrutar de una celebración tranquila en Tapachula. Su esperanza se centra en conseguir una cita de asilo en Estados Unidos a través de la aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP One).
Sin embargo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, advirtió recientemente que este programa de asilo podría no continuar con la administración de Trump, quien asumirá la presidencia el próximo 20 de enero. Esta incertidumbre ha dejado a muchos migrantes en una situación precaria, tratando de mantener la esperanza en medio de condiciones adversas.
En Tapachula, Denys y otros migrantes, en su mayoría venezolanos, cocinaron hallacas en fogatas improvisadas. Sin acceso a agua potable y utilizando leña y bloques de construcción, luchan por mantener una tradición navideña en un entorno hostil. «Aquí cocinamos en leña, aquí vamos a hacer nuestras hallacas, le damos gracias a Dios que las vamos a hacer», expresó Denys a EFE.
El gobierno de México ha reportado una disminución del 75% en el encuentro diario de migrantes en la frontera desde diciembre de 2023. No obstante, se registró un récord de más de 925.000 migrantes de enero a agosto de 2024, reflejando un aumento interanual del 132%.
Sheinbaum reiteró el 23 de diciembre que a los migrantes se les ofrecen distintas opciones en México, como trabajar o quedarse en albergues. Sin embargo, para muchos como José, otro migrante venezolano, la situación es complicada. Tras tres meses esperando una cita de CBP One, José y su hijo sobreviven gracias a la generosidad de los vecinos. «El mejor regalo sería mi cita», confesó José, quien enfrenta la dificultad de no encontrar empleo en Tapachula durante este mes.
Por otra parte, miles de migrantes continúan su travesía a través de la frontera sur. Dos caravanas partieron recientemente, y pasarán las festividades de fin de año caminando por la Carretera Panamericana federal 200. El primer grupo salió el 12 de diciembre y se encuentra en Pijijiapan, mientras que el segundo partió el 18 del mismo mes y avanza de Mapastepec hacia Pijijiapan.
Con información de EFE.
