Al menos ocho personas perdieron la vida y decenas resultaron heridas tras una serie de ataques explosivos y hostigamientos armados ocurridos en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, en el suroeste de Colombia, según informaron las autoridades locales.
El Ministerio de Defensa describió estos ataques como una «reacción desesperada» de los grupos armados ilegales ante las operaciones de las fuerzas de seguridad, que han golpeado sus estructuras y economías ilícitas. En total, se registraron siete atentados en el Valle del Cauca y doce en Cauca.
Entre las víctimas fatales se encuentran dos policías: uno asesinado por un francotirador en el municipio de Caloto y otro por la explosión de un autobús bomba en el peaje de Villa Rica.
En estos departamentos operan disidencias de las FARC, bandas herederas del paramilitarismo y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). En los municipios de Corinto y El Bordo, varias explosiones de carros bomba causaron la muerte de una mujer de 32 años y provocaron daños en edificaciones públicas, viviendas y puestos policiales.
En el Valle del Cauca, cinco personas fallecieron en tres puntos distintos de Cali y Jamundí, a causa de bombas colocadas en motocicletas y barreras de señalización vial, según informaron las autoridades locales.
Los atentados han dejado más de 40 heridos en los dos departamentos, y las operaciones han sido atribuidas a las disidencias de las FARC lideradas por alias «Iván Mordisco». La clínica Fundación Valle del Lili en Cali, que recibió a 21 heridos, enfrentó una sobreocupación del 300% en su servicio de urgencias, lo que llevó a la Secretaría de Salud del Valle del Cauca a emitir una alerta naranja.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, calificó los atentados como «actos cobardes» y llamó a apoyar a la fuerza pública. La jornada violenta coincidió con la visita a Cali del presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien participaría en una marcha convocada por sindicatos para respaldar su propuesta de reforma laboral.
Este aumento de la violencia se produce en un contexto de creciente tensión política y violencia armada en varias regiones, donde grupos ilegales se disputan el control territorial, especialmente en el suroeste del país.

EFE