El huracán Helene, que tocó tierra en Florida como un poderoso huracán de categoría 4, se ha degradado a tormenta tropical, pero su impacto catastrófico ya se siente en todo el estado. Helene ha sido clasificado como el huracán más potente en azotar el Big Bend de Florida en más de un siglo, con vientos destructivos que abarcan un área equivalente a la distancia entre Indianápolis y Washington.
Con aproximadamente 60 millones de personas en 12 estados bajo alertas y advertencias meteorológicas, la situación es alarmante. Hasta el momento, se han confirmado al menos cinco muertes relacionadas con la tormenta, y los daños provocados por los vientos de Helene han llevado a las autoridades a advertir sobre cortes de electricidad que “probablemente durarán días, si no semanas”.
Las escuelas y comercios han cerrado sus puertas, y miles de vuelos han sido cancelados en respuesta al impacto devastador del huracán. En un esfuerzo desesperado por proteger a quienes se negaron a evacuar, las autoridades han emitido un escalofriante llamado:
“Si tú o alguien que conoces eligieron no evacuar, POR FAVOR escribe tu nombre, fecha de nacimiento e información importante en tu brazo o pierna con un MARCADOR PERMANENTE para que puedas ser identificado y se notifique a tu familia”.
Hasta hoy en la mañana, más de 3.2 millones de clientes en Florida, Georgia, las Carolinas y el sur de Virginia se encontraban sin electricidad, según datos de PowerOutage.us. La comunidad se enfrenta a un largo y difícil proceso de recuperación mientras las lluvias continúan y el viento sigue azotando la región.
Las autoridades instan a todos a permanecer alerta y seguir las instrucciones de evacuación y seguridad. La magnitud de Helene ha demostrado ser un recordatorio brutal de la ferocidad de la naturaleza y la importancia de la preparación ante desastres.