En un evento que ha suscitado preocupación internacional, dos hombres fueron azotados públicamente en la provincia de Aceh, Indonesia, por mantener relaciones homosexuales. Los jóvenes, de 18 y 24 años, recibieron un total de 165 latigazos en cumplimiento de una sentencia dictada por un tribunal de la sharia, la ley islámica que rige en esta región del país.
El incidente ocurrió después de que ambos hombres fueran descubiertos el 7 de noviembre por vecinos que los sacaron desnudos de una habitación. El castigo se llevó a cabo en un parque público ante la mirada de decenas de personas, donde un verdugo enmascarado ejecutó la sentencia bajo el escrutinio de la multitud. El joven de 18 años recibió 80 azotes, mientras que el otro hombre fue castigado con 85 latigazos por haber facilitado el lugar donde se encontraron, un acto que es considerado un delito de ‘liwat’ bajo la sharia.
El fallo del tribunal fue emitido después de determinar la culpabilidad de los jóvenes, tomando en cuenta como factor agravante que ambos son musulmanes y, por tanto, deberían adherirse a la ley islámica. Sin embargo, el tribunal decidió no aplicar un castigo más severo—que podría haber incluido hasta 100 latigazos por persona o 100 meses de prisión—debido a que los acusados son jóvenes sin antecedentes penales y han prometido no repetir sus acciones.
Cabe destacar que, aunque la homosexualidad no es ilegal según las leyes nacionales de Indonesia, sí lo es en Aceh debido a la implementación de la sharia. Esta circunstancia ha contribuido a un entorno hostil para la comunidad gay en el país, según Human Rights Watch. Elaine Pearson, directora para Asia de esta organización, señaló a Efe que la penalización de las relaciones homosexuales en Indonesia—el país con la mayor población musulmana del mundo—es una práctica discriminatoria que infringe los derechos humanos.
El caso ha llamado la atención de defensores de derechos humanos y organizaciones internacionales, quienes subrayan la necesidad de respetar la diversidad y los derechos individuales en cualquier contexto cultural y legal.
EFE
