En una medida pionera dentro de la Unión Europea, Bélgica ha anunciado que prohibirá la venta de cigarrillos electrónicos desechables a partir del 1 de enero. Esta decisión, motivada por preocupaciones de salud y ambientales, busca abordar los riesgos asociados con estos dispositivos, especialmente entre la población adolescente.
El ministro de Salud, Frank Vandenbroucke, ha señalado que los cigarrillos electrónicos, a menudo económicos, representan una amenaza para la salud al facilitar el acceso de los jóvenes al hábito de fumar y promover la adicción a la nicotina. «A menudo los cigarrillos electrónicos contienen nicotina. La nicotina hace que usted se vuelva adicto a la nicotina. La nicotina es mala para su salud. Estos son hechos», afirmó Vandenbroucke en declaraciones reseñadas por AP.
Además de las implicaciones para la salud, Vandenbroucke subrayó los problemas ambientales que conllevan estos productos. Al ser desechables, los cigarrillos electrónicos contribuyen a la acumulación de plásticos, baterías y circuitos que imponen una carga significativa sobre el medio ambiente. «Crean residuos químicos peligrosos que aún están presentes en lo que la gente tira», destacó el ministro.
Con esta iniciativa, Bélgica se posiciona como el primer país europeo en implementar una prohibición de este tipo. El ministro Vandenbroucke instó a la Comisión Europea a tomar medidas similares, sugiriendo que es momento de «presentar nuevas iniciativas para actualizar y modernizar la legislación sobre el tabaco».
El anuncio ha captado la atención de otros países de la región, interesados en observar los efectos de esta política tanto en la salud pública como en las estadísticas ambientales. Mientras tanto, los fabricantes de cigarrillos electrónicos y las asociaciones de consumidores están evaluando el impacto potencial de la prohibición en sus actividades y en el mercado en general.
El Nacional
