En una muestra de solidaridad y compromiso, el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris recorrieron las zonas devastadas por el poderoso huracán Helene, que azotó con furia el sureste de Estados Unidos, dejando un rastro de destrucción y al menos 180 vidas perdidas. Los estados de Carolina del Sur, Carolina del Norte y Georgia, lugares críticos no solo por el impacto del desastre natural sino también por su importancia en las próximas elecciones, fueron el escenario de esta significativa visita.
Kamala Harris, quien no solo observó sino participó activamente en la ayuda, entregó alimentos y ofreció palabras de consuelo a quienes lo han perdido todo. Durante su visita a Augusta, Harris quedó impactada por el paisaje transformado, describiendo la devastación como «extraordinaria». Las aceras estaban alfombradas de cableado eléctrico mientras que postes de luz rotos cambiaban el horizonte habitual de la ciudad.
«Estamos aquí a largo plazo», afirmó Harris, subrayando el compromiso sostenido del gobierno para con las comunidades afectadas. La vicepresidenta expresó su admiración por la solidaridad comunitaria y destacó cómo las personas se están uniendo en tiempos de crisis. «La gente está ayudando a perfectos desconocidos», añadió, una reflexión poderosa y esperanzadora en medio de la adversidad.
Este gesto de unidad y apoyo ingresa en un momento tenso políticamente, con el huracán Helene poniendo a prueba no solo los recursos de emergencia del país, sino también la gestión gubernamental bajo escrutinio. Las críticas del ex presidente Donald Trump a la respuesta inicial le han otorgado a esta visita un ángulo adicional de relevancia política.
Harris, con su característico optimismo, enfatizó una línea que ha sido fundamental en su campaña: “La gran mayoría de nosotros tenemos mucho más en común de lo que nos separa”. Estas palabras resonaron con fuerza entre los escombros, ofreciendo no solo ayuda tangible, sino también consuelo y esperanza para el futuro.
Cortesía El Observador
