Este domingo, Bolivia celebra unas elecciones generales que podrían significar un cambio histórico en el panorama político del país. Más de 7,9 millones de ciudadanos están convocados a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, 130 diputados y 36 senadores, en medio de una grave crisis económica y un fuerte desgaste del oficialismo.
Según reporta la agencia Reuters, la votación se desarrolla en un contexto de alta inflación, escasez de combustibles y una caída drástica de las reservas internacionales. Estas condiciones han afectado profundamente a la población boliviana, generando un clima de descontento generalizado que ha golpeado especialmente al Movimiento al Socialismo (MAS), partido gobernante desde hace casi 20 años.
El MAS, profundamente dividido entre las facciones de Evo Morales y el presidente Luis Arce, llega debilitado a estos comicios. Morales, inhabilitado para postularse y enfrentando investigaciones legales, ha llamado a votar nulo o en blanco, mientras que Eduardo del Castillo representa la candidatura oficialista sin posibilidades claras de victoria.
Entre los principales candidatos opositores se encuentran Samuel Doria Medina, de centroderecha, y Jorge “Tuto” Quiroga, de tendencia conservadora, ambos liderando las encuestas según The Guardian. También participa Andrónico Rodríguez, exaliado del MAS, ahora postulado de forma independiente con menor respaldo.
En caso de que ningún candidato alcance más del 50 % de los votos, o al menos el 40 % con 10 puntos de diferencia sobre el segundo, se prevé una segunda vuelta el 19 de octubre, de acuerdo con lo establecido por el Tribunal Supremo Electoral.
La participación ciudadana ha sido alta desde la apertura de las mesas a las 8:00 a.m., según reportes recogidos por El País. Organismos internacionales y locales se encuentran monitoreando el proceso electoral, en medio de llamados a mantener la paz y respetar los resultados.
Espiga Noticias