La salud del monarca británico, Carlos III, ha experimentado un declive significativo debido al cáncer de colon que le fue diagnosticado hace menos de un año. Este estado de salud ha sido una preocupación constante, especialmente después de su reciente viaje oficial a Australia y Samoa, en el que estuvo acompañado de dos médicos que garantizaron su bienestar durante todo el trayecto. Este acompañamiento médico resaltó la vulnerabilidad actual del rey.
A pesar de los tratamientos médicos que está recibiendo, los especialistas han advertido que la esperanza de vida de Carlos III es extremadamente limitada, estimando que posiblemente no supere el año. Esta perspectiva ha causado una gran preocupación en su entorno más cercano y en otras casas reales europeas, que observan su evolución con atención.
Ante este desafiante panorama, la familia real británica está evaluando diferentes escenarios para asegurar la estabilidad de la monarquía. Aunque no existen antecedentes recientes de abdicaciones en la corona británica, se especula que Carlos III podría considerar delegar progresivamente sus funciones en su hijo, el príncipe Guillermo. Esta medida podría verse como una forma de garantizar la continuidad y estabilidad del trono en medio de las dificultades de salud del monarca.