Un equipo de investigadores rusos ha revelado que la reciente detonación del megacohete Starship, de la compañía SpaceX, causó la formación temporal de un «agujero ionosférico» en la atmósfera superior de la Tierra.
Este fenómeno, documentado durante un vuelo de prueba en noviembre de 2023, podría ser el primero de su tipo generado por una explosión humana, según un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.
El incidente ocurrió el 18 de noviembre de 2023, cuando SpaceX realizó el segundo lanzamiento orbital del Starship desde su centro de pruebas en Boca Chica, Texas. El cohete, el más grande y potente de la compañía, experimentó una separación del motor Super Heavy y una posterior explosión a una altitud de 90 kilómetros. El núcleo principal del Starship continuó ascendiendo hasta los 149 kilómetros antes de explotar nuevamente. Ambos eventos fueron monitoreados por satélites y estaciones terrestres internacionales.
El estudio, liderado por Yury Yasyukevich, físico de la ionosfera del Instituto de Física Solar-Terrestre de la Academia Rusa de Ciencias, indica que la explosión generó un gran agujero temporal en la ionosfera, que se mantuvo durante 30 a 40 minutos antes de ser restaurado. Yasyukevich explicó que la onda de choque generada por la explosión dispersó los electrones libres en la ionosfera, alterando temporalmente las propiedades del plasma.
El estudio destaca que, aunque la interacción del combustible del cohete podría haber influido en la extensión del agujero, la causa principal fue la onda de choque de la explosión. Las oscilaciones inusuales y la dirección de propagación de las ondas también fueron aspectos sorprendentes del evento.
Además, la organización ambiental Coastal Bend reportó en junio que el cuarto vuelo de prueba del Starship causó daños a los nidos de aves playeras cercanas a la plataforma de lanzamiento, reavivando preocupaciones sobre el impacto ambiental de las pruebas de SpaceX en áreas sensibles de vida silvestre.
A pesar de estos problemas, Elon Musk anunció en julio que el quinto vuelo de prueba del Starship está programado para llevarse a cabo en las próximas semanas. La comunidad científica y ambiental sigue de cerca los desarrollos de estas pruebas y sus posibles implicaciones para la atmósfera y el medio ambiente.