El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció el cierre gradual de los centros migratorios en la provincia del Darién, argumentando una caída significativa del 98% en el flujo de migrantes hacia el norte. Esta medida, implementada desde 2016, responde a un esfuerzo conjunto de las autoridades panameñas y entidades internacionales para gestionar el tránsito migratorio por esta región.
Durante su conferencia de prensa semanal, Mulino declaró: «No permitiremos más migrantes en esa zona del Darién y cerramos una operación que comenzó en el año 2016 (…) me da mucha complacencia haber cumplido y haber cerrado el Darién, con lo que eso significa para la seguridad regional y panameña».
Los centros afectados, Bajo Chiquito y Canaan Membrillo, han proporcionado a los migrantes servicios de alimentación, atención médica y registro biométrico. Esta operación humanitaria ha costado a Panamá más de 50 millones de dólares.
El presidente Mulino destacó que en marzo de 2023, el flujo había descendido a solo 112 migrantes, en comparación con los 36,841 del año anterior. Este éxito, según el mandatario, es atribuible a las estrategias implementadas por las autoridades de Migración y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
La operación migratoria en Darién se originó en 2016, motivada por una crisis que involucró a 30,055 cubanos en tránsito hacia Estados Unidos. Sin embargo, los números se dispararon a partir de 2021, con cifras que alcanzaron los 520,000 migrantes para 2023. En 2024, el flujo descendió a 300,000 migrantes debido tanto a los esfuerzos del gobierno panameño como al temor provocado por el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
La crisis migratoria reciente ha estado marcada por un predominio de migrantes venezolanos, que constituían más del 85% del flujo. Las deportaciones masivas por parte del nuevo gobierno de Trump han generado un cambio en la dirección migratoria, con muchos retornando desde México tras intentos fallidos de ingresar legalmente a Estados Unidos.
Además, Mulino mencionó un incremento en el flujo inverso desde el norte, con 961 personas, en su mayoría venezolanos, regresando hacia el sur. Según el ministro de Seguridad Pública, Frank Ábrego, desde el 1 de enero, unos 3,100 migrantes han cruzado a Panamá desde Costa Rica por vías regulares, aunque se presume que el número real podría ser mayor debido a entradas por pasos no regulados.
EFE