Varios colectivos juveniles que iniciaron la revuelta en Nepal han tomado distancia de la espiral de violencia que vive el país. Estas agrupaciones aseguran que su movimiento ha sido distorsionado y que su lucha es pacífica.
Un destacado grupo, Hami Nepal, con más de 51.000 seguidores en redes sociales, declaró: «Que quede absolutamente claro: esto no es ‘Gen Z’, no es nuestro movimiento. Nunca lo apoyaremos», en referencia a los saqueos a bancos y la quema de edificios. En un comunicado publicado en su perfil de Instagram, añadieron: «El saqueo es un crimen, no distinto a la corrupción contra la que luchamos».
Paralelamente, varios de estos colectivos han organizado campañas de limpieza en las calles, convocado voluntarios para apoyar a heridos en hospitales y solicitado ayuda internacional para enfrentar la escasez de alimentos y agua potable.
Los colectivos también han rechazado cualquier relación con la fuga de presos de la cárcel de Nakkhu y con la liberación del líder de la oposición Rabi Lamichhane, enfatizando el carácter apartidista de la protesta. En redes sociales, se comparten plantillas con el lema «No apoyamos a Rabi Lamichhane, al RSP, a monárquicos, populistas ni oportunistas», las cuales han sido compartidas decenas de miles de veces.
Otros grupos han difundido comunicados subrayando que sus miembros regresaron a casa sin participar en enfrentamientos. El Nepal GenZ Youth Club expresó en redes, de forma irónica: «Chicos,… Pablo Escobar no es quien dirige la campaña, ¿por qué dejamos que otros partidos hagan lo que no debería hacerse? Somos jóvenes con estudios, piensen con inteligencia, por favor».
Las protestas, que comenzaron el lunes en Katmandú, han dejado más de veinte muertos y cientos de heridos tras enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Esta agitación provocó la dimisión del primer ministro K.P. Sharma Oli. «El gobierno ya ha caído. Cada acto de violencia y cada vida perdida solo traen más dolor. Por favor, detengan la locura», exhortaron los organizadores.
Este levantamiento juvenil carece de un liderazgo unificado o una estructura jerárquica clara. La revuelta fue convocada y coordinada de forma orgánica a través de redes sociales por diversos colectivos de la generación Z, sin una cabeza visible que centralizara las decisiones. Esta naturaleza acéfala, que fue clave para su rápida expansión y su carácter genuino, es también la razón por la que ha sido difícil controlar la escalada de violencia o desconvocar las protestas, dejando un vacío que grupos violentos han ocupado.
EFE