Las autoridades cubanas han sido acusadas de interferir en las actividades de la Embajada de Estados Unidos en la isla tras impedir que un automóvil de la misma se estacionara frente a la vivienda de Liset Fonseca, madre del preso político Roberto Pérez Fonseca. Alberto Fonseca, hijo de Liset, denunció que tanto su madre como Layda Yirkis Jacinto Abad, madre de otro preso político, Aníbal Yasiel Palau Jacinto, esperaban ser recogidas por dicho vehículo en San José de las Lajas para asistir a una celebración por el 4 de julio en La Habana.
El conductor del vehículo diplomático recibió órdenes de alejarse una cuadra, donde el auto fue interceptado por agentes del régimen cubano. Estos agentes demandaron la identificación de Greisy Oliva, esposa del preso político Nadir Perdomo, quien ya había sido recogida previamente por el automóvil.
En una publicación en Facebook, Alberto Fonseca expresó su indignación: «Tres mujeres cubanas, familiares de presos de conciencia, fueron hostigadas por aceptar una invitación oficial de la Embajada de Estados Unidos. ¿Desde cuándo una dictadura puede detener un vehículo diplomático, identificar a sus ocupantes y obligarlos a descender sin que haya consecuencias? ¿Dónde está la inmunidad diplomática? ¿Dónde está la respuesta del gobierno estadounidense?».
La celebración por el Día de la Independencia de Estados Unidos se vio marcada por restricciones y detenciones. Decenas de activistas, opositores y periodistas independientes fueron sitiados para impedirles asistir al evento en la sede diplomática estadounidense. A aquellos residentes fuera de la capital y que habían sido invitados, se les prohibió viajar a La Habana.
Entre los activistas detenidos se encuentran Manuel Cuesta Morúa, Marthadela Tamayo, Osvaldo Navarro ‘Navy Pro’, Berta Soler, Yunia Figueredo y Francisco Correa.
Martí Noticias también informó sobre la presión ejercida sobre una cantante cubana invitada a interpretar el himno de Bayamo en la embajada. El embajador Mike Hammer confirmó que otros artistas también habrían sido amenazados por el régimen para no asistir al evento, reflejando así las crecientes restricciones y tensiones que rodean las actividades diplomáticas y de la sociedad civil en Cuba.
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