El subsecretario de Estado de Estados Unidos Jacob S. Helberg denunció este lunes las acciones del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, al que calificó como un “régimen narcotraficante criminal”, en un mensaje difundido en la cuenta oficial de X del Departamento de Estado. Sus declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión militar en el Caribe y de señales mixtas desde Washington sobre la relación con Caracas.
En su publicación, Helberg acusó al gobierno venezolano de convertir las instituciones del país en “instrumentos de terror”, de aliarse con grupos terroristas internacionales y de participar activamente en el tráfico de fentanilo y cocaína, sustancias que, según afirmó, están afectando a comunidades estadounidenses. “El régimen narcotraficante criminal de Maduro ha convertido las instituciones de Venezuela en instrumentos de terror, aliándose con grupos terroristas extranjeros y envenenando a nuestras comunidades con fentanilo y cocaína. Estados Unidos no tolerará esta corrupción ni la amenaza que representa para nuestro hemisferio”, expresó Helberg en su mensaje.
Las declaraciones del subsecretario se enmarcan en una fase de incremento de la presión militar estadounidense en el Caribe. Desde septiembre, fuerzas de Estados Unidos han ejecutado más de 20 operaciones y destruido embarcaciones que, según Washington, estaban vinculadas al narcotráfico. Estas acciones han dejado al menos 80 muertos, según los reportes asociados a dichas operaciones.
La Casa Blanca declaró un “conflicto armado directo” contra carteles latinoamericanos, reforzando su presencia en aguas internacionales bajo el argumento de combatir el narcoterrorismo. Esta estrategia militar se ha desarrollado en paralelo a decisiones políticas y designaciones recientes, entre ellas la del Cartel de los Soles —presuntamente vinculado a figuras del chavismo— como organización terrorista extranjera.
En contraste con la escalada de presión, el presidente Donald Trump introdujo este lunes un elemento de posible apertura. En un breve pronunciamiento desde el aeropuerto de Palm Beach, afirmó que “Venezuela quiere hablar” y que “podría haber conversaciones con Maduro”. No ofreció detalles sobre posibles plazos, condiciones o formatos para ese eventual diálogo, pero sus palabras se distinguen de la ofensiva militar en curso y de la línea dura expresada por otros funcionarios de su administración.
El Departamento de Estado ha reiterado en varias oportunidades su preocupación por la situación de derechos humanos en Venezuela, la corrupción y los presuntos vínculos del gobierno con redes criminales transnacionales. En este contexto, el mensaje de Helberg se inscribe en una posición de confrontación sostenida frente a Caracas, centrada en la denuncia de actividades ilícitas y alianzas con actores considerados una amenaza para la seguridad estadounidense y regional.
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