Después de cuarenta días de incertidumbre, el Senado de Estados Unidos alcanzó un crucial acuerdo bipartidista que permite reactivar la financiación federal, evitando así un colapso institucional más profundo. El acuerdo fue recibido con alivio por miles de familias afectadas por la paralización gubernamental, mientras los empleados federales suspendidos se preparan para regresar a sus puestos tras semanas sin salario.
El presidente Donald Trump confirmó el avance del acuerdo al regresar de Mar-a-Lago, asegurando que los servicios esenciales pronto se restablecerán en todo el país. A pesar de que el Senado logró obtener los 60 votos necesarios, el proyecto aún debe ser aprobado por la Cámara de Representantes para convertirse en ley definitiva.
El acuerdo contempla la restauración de fondos hasta enero, incluyendo el programa SNAP, y establece una votación futura sobre los subsidios de atención médica que vencen este año. Este pacto bipartidista tiene como objetivo no solo reactivar agencias clave, sino también revertir despidos masivos y garantizar el pago de salarios a más de 650.000 trabajadores federales suspendidos.
Sin embargo, la celebración no fue unánime. El senador demócrata Chuck Schumer votó en contra, criticando los recortes a programas sociales durante las negociaciones con el Ejecutivo, y acusó a Trump de usar a los ciudadanos como rehenes. El gobernador de California, Gavin Newsom, también rechazó el pacto, calificándolo de «patético» y una rendición ante las exigencias del ala republicana.
A pesar de las críticas, el acuerdo representa un respiro para millones de estadounidenses que dependen de servicios públicos y programas de asistencia social. Los republicanos se comprometieron a votar en diciembre la extensión de subsidios del Obamacare, una exigencia clave para los demócratas durante las negociaciones.
Organizaciones civiles han instado al Congreso a mantener el diálogo abierto y evitar futuras paralizaciones que afectan directamente a los sectores más vulnerables del país. Por su parte, sindicatos de empleados federales han exigido garantías de estabilidad laboral y mayor transparencia en los procesos presupuestarios del gobierno.
Este acuerdo bipartidista, además de reactivar el aparato estatal, pone a prueba la voluntad política de construir consensos duraderos en Washington.
EFE
