El gobierno de Irán ha tomado la decisión de no penalizar a las mujeres que eligen no usar el velo en las calles de Teherán, indicó el vicepresidente para Asuntos Estratégicos, Javad Zarif, en una declaración realizada el miércoles. Esta decisión marca un cambio significativo en el enfoque hacia las leyes de vestimenta islámica, a pesar de que va en contra de las normativas vigentes del país.
Durante una entrevista con el periodista Fareed Zakaria de CNN en el Foro Económico Mundial de Davos, Zarif explicó que “hay mujeres que no se cubren la cabeza en las calles de Teherán, lo que va contra la ley, pero el gobierno ha decidido no poner a mujeres bajo presión”. Zarif señaló que esta medida forma parte de las promesas electorales del presidente reformista Masud Pezeshkian, y cuenta con el respaldo del Parlamento, el Poder Judicial y el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
Desde la asunción de Pezeshkian en julio, se ha observado un cambio notable como la desaparición de la temida Policía de la moral en la capital. En las zonas del norte de Teherán es común ver a mujeres sin cubrirse el cabello, un acto de desobediencia social que ganó notoriedad tras la muerte de Mahsa Amini en 2022, después de ser detenida por no llevar el hiyab correctamente.
Las autoridades han intentado reimponer el uso del velo mediante medidas como la confiscación de vehículos y multas, sin lograr el éxito deseado. La obligatoriedad del velo ha fluctuado a lo largo de los años, alternando períodos de mayor flexibilidad con otros de estricta imposición del código de vestimenta islámico.
Asimismo, Zarif resaltó que el Gabinete de Pezeshkian incluye a cuatro mujeres en posiciones clave: Farzaneh Sadegh como ministra de Vivienda y Carreteras, Zahra Behruz Azar como vicepresidenta para Asuntos de Mujeres, Shina Ansari como vicepresidenta y jefa del Departamento de Medio Ambiente, y Fatemeh Mohajerani como portavoz del gobierno.
Este enfoque hacia una mayor tolerancia en el vestuario femenino refleja un intento de equilibrio entre las normativas islámicas y las crecientes demandas de libertad personal, aunque sigue siendo un tema de debate dentro de la política iraní.