El Papa Francisco permanece hospitalizado desde hace 19 días, y el Vaticano informa que el líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo «durmió toda la noche» tras su última recaída. El pontífice, de 88 años, fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero debido a una bronquitis que se complicó, derivando en una doble neumonía.
Desde su hospitalización, el estado de salud del Papa ha presentado fluctuaciones. La crisis respiratoria más aguda ocurrió el 22 de febrero, momento en el que requirió una transfusión de sangre. A pesar de una leve mejoría en los días siguientes, el 28 de febrero experimentó un broncoespasmo, una contracción muscular que dificulta la respiración.
El lunes pasado, tras un período de estabilidad, sufrió dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda. Según el Vaticano, estas complicaciones fueron resultado de una acumulación de moco endobronquial, lo que llevó a los médicos a realizar dos broncoscopias para aspirar las secreciones. Durante todo el proceso, el Papa permaneció consciente y ha reanudado la ventilación mecánica no invasiva.
Esta cuarta y extensa hospitalización desde 2021 ha suscitado preocupación debido a los problemas de salud previos de Jorge Bergoglio, tales como operaciones en el colon y el abdomen, así como sus dificultades para caminar. Además, ha reavivado el debate sobre su capacidad para cumplir con sus funciones, ya que el derecho canónico no contempla un protocolo específico para casos en los que la lucidez del Papa pudiera verse comprometida.
Desde su ingreso, el Papa Francisco no ha realizado apariciones públicas. Sin embargo, el pasado domingo expresó su gratitud a los fieles por sus oraciones mediante un mensaje escrito con ocasión del Ángelus. Aunque el pontífice ha descartado la renuncia en tiempos recientes, su estado de salud sigue siendo un tema de gran interés y preocupación en el Vaticano y entre los católicos del mundo.
