El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha señalado la crisis migratoria en el Tapón del Darién, una región natural situada entre Colombia y Panamá, como un problema fundamental para los Estados Unidos. En una reciente entrevista, Mulino enfatizó que Panamá es, en realidad, «la otra frontera de Estados Unidos», y no Texas. «Es la región de Lajas Blancas del Darién, y es ahí donde radica el problema», declaró.
Desde este verano, Panamá y Estados Unidos han establecido un acuerdo para la repatriación de migrantes indocumentados en vuelos financiados por la administración estadounidense. Mulino destacó que «hemos llegado casi a los 20 vuelos en tres meses», lo que ha contribuido a desincentivar el uso de esta peligrosa ruta migratoria. A pesar de estos esfuerzos, la preocupación del presidente panameño se centra en el agravamiento potencial de la crisis en Venezuela.
Migrantes Venezolanos y el Tráfico de Drogas
El flujo migratorio a través del Darién revela que un abrumador 69% de los migrantes son venezolanos, seguidos por colombianos y ecuatorianos. Panamá, debido a la falta de relaciones diplomáticas con Venezuela, enfrenta impedimentos para repatriar a los migrantes procedentes de este país. Recientemente, se ha completado la repatriación de 170 migrantes indios, y se anticipa un operativo similar con migrantes chinos, aunque existen ciertas dificultades debido a la falta de cooperación plena por parte de China.
El presidente Mulino ha presentado la situación del Darién como un problema multisistémico, que no solo incluye la inmigración irregular, sino también el tráfico de drogas. «Hay una conexión directa con el narcotráfico», advirtió, señalando a los carteles del Golfo y del tren de Aragua como principales actores en estos crímenes transfronterizos.
Iniciativas y Cooperación Internacional
En sus esfuerzos por afrontar estos retos, Panamá ha invertido cuantiosos recursos «para fortalecer sus costas e internamente el país», aunque Mulino reconoció que la solución no depende exclusivamente de Panamá. Su discurso enfatizó la necesidad de una conciencia internacional respecto a este dilema, al cual otros países podrían no estar plenamente sensibilizados.
De cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Mulino evitó mostrar preferencia por cualquiera de los candidatos, la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump. Su aspiración es mantener con Estados Unidos la «mejor relación y comunicación», independientemente del desenlace electoral. «Panamá siempre será un país aliado y socio importante de los Estados Unidos», concluyó el presidente, subrayando la relevancia del Canal de Panamá como un activo estratégico en las relaciones bilaterales.
El mandatario panameño deja claro que aunque Panamá está tomando medidas importantes, el éxito a largo plazo en la solución de estos desafíos migratorios y de seguridad depende del esfuerzo conjunto y coordinado entre Panamás y Estados Unidos.
Cortesía EFE