En las horas nocturnas del reciente fin de semana, más de doscientos deportados desembarcaron en El Salvador desde Estados Unidos. Custodiados y encadenados, fueron trasladados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), donde las medidas de seguridad son estrictas. Este movimiento es parte de un controvertido acuerdo entre el presidente Nayib Bukele y el gobierno de Donald Trump, a pesar de una orden judicial estadounidense que intentó frenarlo.
El acuerdo, descrito como «sin precedentes» por el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, implica un pago de US$20,000 por cada preso al año, totalizando US$6 millones por los deportados del fin de semana. Este trato económico se complementa con la producción en talleres de más de 40,000 presos en El Salvador, con el objetivo de alcanzar un sistema penitenciario autosostenible.
El acuerdo ha generado críticas, considerando que el sistema carcelario salvadoreño es señalado por violaciones a derechos humanos. Organizaciones como Human Rights Watch (HRW) han denunciado la falta de pruebas sobre las supuestas vinculaciones criminales de los deportados. El gobierno venezolano, por su parte, ha repudiado la deportación de ciudadanos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.
Según expertos, como Christopher Sabatini y Juanita Goebertus, el acuerdo refuerza la posición de Bukele en la región como un líder fuerte en seguridad, pero también resalta su alianza con Trump a expensas de críticas sobre derechos humanos. Este convenio podría «silenciar» a presuntos líderes de la MS13, afectando potenciales testimonios sobre supuestos acuerdos entre el gobierno salvadoreño y la famosa pandilla.
A medida que el acuerdo se materializa, las tensiones con organismos defensores de derechos humanos podrían intensificarse. El Salvador, bajo el mandato de Bukele, enfrenta la tarea de equilibrar sus políticas de seguridad con el respeto a los derechos fundamentales, mientras se adapta a su nuevo rol como receptor de deportados internacionales en un entorno geopolítico complejo y desafiante.