El magnate de medios venezolano Raúl Gorrín, conocido por sus vínculos políticos y dueño de Globovisión, ha sido acusado nuevamente en Estados Unidos por lavado de dinero. Las autoridades federales lo señalan de conspirar para blanquear 1,2 mil millones de dólares, fondos que él y otros socios habrían sustraído del gobierno de Venezuela. La investigación apunta a que estos recursos fueron utilizados para adquirir bienes de lujo en Europa y Estados Unidos, incluyendo propiedades en el sur de Florida.
Corrupción y Sobornos en la Industria Petrolera
El indictment presentado en Miami detalla que Gorrín y sus socios sobornaron a altos funcionarios de PDVSA, la empresa estatal petrolera de Venezuela, a cambio de obtener contratos de préstamos gubernamentales. Estos pagos se gestionaron a través del sistema de cambio preferencial del gobierno venezolano, generando enormes beneficios para los involucrados.
Gorrín, de 56 años, ha mantenido lazos estrechos con los expresidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, lo que le permitió consolidar su posición en los negocios y la política del país. Esta acusación se suma a otros cargos previos por corrupción internacional presentados en su contra en 2018.
Fugitivo y Conexiones Internacionales
A pesar de las investigaciones, Gorrín sigue prófugo y, según las autoridades, se encuentra entre Venezuela y Europa. Parte de los fondos malversados fue transferida a bancos europeos y posteriormente a Estados Unidos. Maduro y su familia, incluidos sus hijastros, habrían sido beneficiarios indirectos de estas operaciones ilegales.
Gorrín también está implicado en un caso que resultó en la condena de la ex tesorera nacional de Venezuela y su esposo en 2022. En esta causa, fue declarado fugitivo, acusado de ofrecer sobornos para asegurar contratos de bonos gubernamentales por cientos de millones de dólares.
Propiedades de Lujo en Miami
Entre los activos adquiridos por Gorrín y sus socios se encuentran mansiones en Cocoplum, un enclave exclusivo de Coral Gables, además de otras propiedades inmobiliarias y un yate. Estas adquisiciones contrastan con la situación crítica de Venezuela y despertaron la indignación de políticos estadounidenses, como el senador Marco Rubio, quien en 2014 denunció públicamente el estilo de vida lujoso de los aliados del régimen venezolano en Estados Unidos.
“Viven en Miami, poseen mansiones millonarias en Cocoplum, conducen autos de lujo y se burlan de nosotros porque saben que pueden hacerlo con impunidad”, declaró Rubio en una audiencia del Senado.
Estrategias de Lavado de Dinero
La participación de Gorrín en el esquema de lavado se remonta a diciembre de 2014, cuando él y otros socios crearon un mecanismo para prestar bolívares a PDVSA a cambio de recibir euros y dólares. Esta operación se facilitó mediante la tasa de cambio preferencial del gobierno, permitiendo inflar los beneficios de forma exorbitante.
En 2016, uno de los asociados de Gorrín comenzó a cooperar con las autoridades estadounidenses y se convirtió en informante confidencial. Este colaborador utilizó un dispositivo de grabación para capturar evidencia mientras gestionaba 78 millones de dólares a través de un banquero suizo y un corredor de valores en Miami.
Conexiones Políticas en EE. UU.
En un intento por asegurar su posición, Gorrín buscó mediar una salida negociada para el gobierno venezolano ante la administración Trump en 2017. En su momento, incluso llegó a reunirse con el vicepresidente Mike Pence para promover la idea de una transición en Venezuela a cambio de amnistía para los líderes del régimen.
Un Futuro Judicial Complejo
Si Raúl Gorrín es capturado y declarado culpable, podría enfrentar hasta 20 años de prisión por los cargos de lavado de dinero. Las investigaciones continúan, y varios de sus antiguos socios ya han sido condenados y cumplen sentencias en Estados Unidos.
Esta nueva acusación en Miami refuerza los esfuerzos de las autoridades por desmantelar las redes de corrupción vinculadas al régimen venezolano. Gorrín, con su trayectoria de orígenes humildes y rápido ascenso al poder económico, se ha convertido en un símbolo del enriquecimiento ilícito a costa del sufrimiento de millones de venezolanos.