La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ha emitido este sábado una alerta de tormenta solar severa que afectará a la Tierra los días 1 y 2 de junio. Este fenómeno, originado por una eyección de masa coronal (CME), podría resultar en la aparición de auroras en zonas más alejadas de los polos de lo habitual.
El fenómeno es consecuencia de una llamarada solar emitida el pasado viernes por la noche. Estas llamaradas se han vuelto más comunes en los últimos meses debido al periodo de máxima actividad dentro del ciclo solar de 11 años. En ocasiones, estas llamaradas van acompañadas de una CME, que en esta ocasión se dirige hacia la Tierra.
Efectos en la Tierra
La CME contiene millones de toneladas de plasma cargado y, al llegar a la Tierra, provoca una onda de choque que altera el campo magnético del planeta. Los satélites en órbita son los primeros en ser afectados, poniendo en riesgo sus dispositivos electrónicos. Las empresas suelen apagar componentes principales para proteger sus instrumentos.
Este tipo de tormentas también pueden resultar en la aparición de auroras en latitudes menores, generando espectáculos visuales en grandes ciudades. Aunque la vida en la Tierra está protegida por la capa de ozono, una tormenta solar severa podría ocasionar corrientes inducidas, lo cual podría dañar transformadores y provocar apagones, como ha sucedido en Canadá y Suecia en el pasado.
Clasificación de tormentas solares
La NOAA clasifica las tormentas geomagnéticas desde G1 (menor) a G5 (extrema):
- G1 (Menor): Fluctuaciones débiles en la red eléctrica, mínimo impacto en satélites.
- G2 (Moderada): Interrupciones en sistemas eléctricos, corrección orbital de satélites.
- G3 (Fuerte): Problemas de voltaje, dificultades en la navegación.
- G4 (Severa): Disturbios serios, pérdida de pistas satelitales.
- G5 (Extrema): Fallos graves en infraestructura eléctrica, pérdida de satélites.
Tecnología en riesgo
Un evento similar al Evento Carrington de 1859, la tormenta solar más intensa registrada, tendría hoy consecuencias mucho más severas debido a la dependencia tecnológica actual. Los apagones masivos, daños a la infraestructura crítica, y la interrupción de comunicaciones podrían llevar a pérdidas económicas de billones de dólares. La recuperación podría ser lenta, afectando sectores vitales como telecomunicaciones, operaciones financieras, y servicios esenciales.
La vulnerabilidad global ante estos fenómenos resalta la necesidad de estrategias de preparación y mitigación, considerando el impacto que una tormenta solar extrema podría tener en la civilización moderna.
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