Estados Unidos decidió suspender las sanciones que había planeado imponer a Colombia luego de que el país sudamericano aceptara las condiciones de la política de deportaciones del presidente Donald Trump. La medida fue anunciada el domingo, tras un breve pero tenso conflicto diplomático que involucró la negativa del gobierno colombiano a permitir el ingreso de vuelos militares con migrantes deportados.
Acuerdo Diplomático y Suspensión de Medidas
La Casa Blanca confirmó la suspensión de las sanciones, que incluían aranceles a las importaciones colombianas y restricciones de viajes para funcionarios del gobierno de Gustavo Petro. Este último había bloqueado inicialmente los vuelos, argumentando malos tratos a sus ciudadanos repatriados. No obstante, el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, informó que Colombia ahora acepta los términos de la política de repatriación y continuará recibiendo a sus ciudadanos deportados de Estados Unidos.
Murillo también indicó que Colombia ofreció el avión presidencial para trasladar a los migrantes desde Estados Unidos, aunque no se especificó el número de personas involucradas en los vuelos.
El conflicto surge como el primer enfrentamiento directo entre Petro y Trump, quien ha mantenido una línea dura contra la migración irregular desde el inicio de su administración. Petro justificó su decisión inicial afirmando que «un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con dignidad».
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, había subrayado que Colombia debía cumplir con sus obligaciones de aceptar el retorno de sus ciudadanos, advirtiendo sobre la suspensión de visas en la embajada estadounidense en Colombia como parte de las represalias.
En este contexto, varias naciones latinoamericanas mostraron su posición frente a las deportaciones masivas impulsadas por la administración Trump. Venezuela, por su parte, expresó solidaridad con Colombia, mientras que Brasil y Cuba manifestaron su indignación por el trato a los migrantes deportados. Además, México y Honduras anunciaron programas de apoyo y refugios para los deportados.
El desenlace de este impasse refleja la complejidad de las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados en América Latina, especialmente en temas de inmigración. A pesar de ser uno de los principales socios comerciales de Colombia, Estados Unidos enfrenta críticas por su enfoque hacia los migrantes, desatando reacciones de varios gobiernos de la región.
El desarrollo de este acuerdo podría influir en futuras relaciones diplomáticas y comerciales entre las dos naciones, así como con otros países latinoamericanos afectados por las políticas migratorias de Estados Unidos. La comunidad internacional seguirá de cerca las negociaciones diplomáticas y las repercusiones económicas derivadas de este episodio.
AFP
