Una explosión y gran incendio estremecieron el sábado un puerto en el sur de Irán, causando la muerte de 25 personas y dejando heridas a unas 800 más. El incidente, vinculado supuestamente al envío de un ingrediente químico utilizado en la fabricación de propulsor de misiles, ocurrió en el puerto de Shahid Rajaei, un punto crucial para la actividad marítima del país.
Desde la explosión, helicópteros y aviones han trabajado incansablemente para lanzar agua desde el aire sobre el incendio, que continuó activo hasta la mañana del domingo. La operación busca controlar el fuego y evitar que se propague a otras áreas del puerto.
El accidente coincidió con un momento delicado para Irán, que se encontraba en negociaciones con Estados Unidos en Omán, en torno al acelerado avance del programa nuclear de Teherán. A pesar de lo ocurrido, ninguna autoridad iraní ha sugerido directamente que la explosión fuera consecuencia de un atentado. No obstante, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, declaró que los servicios de seguridad del país están en alerta máxima debido a previos intentos de sabotaje y operaciones de asesinato dirigidas a provocar una respuesta.
Medios estatales de Irán informaron sobre el número de víctimas, indicando que solo 10 de los fallecidos, incluidas dos mujeres, han sido identificados hasta el momento. Además, una fuente de seguridad argumentó que el incendio fue resultado de una manipulación inadecuada de un cargamento de combustible sólido, destinado para misiles balísticos iraníes.
Fuentes del gobierno, contactadas por la televisión estatal, negaron la existencia de cualquier tipo de cargamento militar en el puerto y calificaron como infundados los reportes internacionales que sugieren lo contrario.
El incidente en el puerto de Shahid Rajaei pone de relieve las tensiones geopolíticas en la región y subraya la necesidad de medidas más estrictas en la gestión de materiales peligrosos. Las investigaciones continúan para determinar las causas exactas de la explosión.
EFE
