Durante el mes de septiembre, varios países sudamericanos, incluyendo Brasil, Argentina, Perú y Bolivia, han sido severamente impactados por incendios forestales que han sido provocados y agravados por condiciones de sequía. Hasta la fecha, en 2024 se han registrado 346,112 focos de incendio en los 13 países de la región, poniendo en riesgo tanto la salud ambiental como la calidad del aire.
La sequía en Brasil ha alcanzado niveles históricos, afectando gravemente la fauna local. Muchos animales se encuentran atrapados en charcas secas, buscando desesperadamente agua, mientras que la falta de recursos hídricos se suma a la amenaza de los incendios. Esta situación ha obligado a diversas especies a desplazarse en busca de hábitats seguros, generando una crisis humanitaria y ambiental.
Los expertos han señalado que la actual sequía es la más intensa en 73 años en el Pantanal y la más prolongada en 40 años en la Amazonía. Este fenómeno se ha visto exacerbado por el cambio climático y eventos como El Niño, que han traído altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos, facilitando la rápida propagación de los incendios, mayormente atribuibles a actividades humanas.
En agosto, la superficie quemada en Brasil superó los 56,000 kilómetros cuadrados, equivalente a la suma de cinco estados brasileños. Aunque se espera que las lluvias de octubre puedan mitigar la crisis, el inicio del fenómeno de La Niña se está produciendo más lentamente de lo anticipado, dejando a la región en una situación vulnerable.
La combinación de factores climáticos y actividades humanas está provocando un daño ambiental sin precedentes, y la rápida extinción de especies animales es una de las principales preocupaciones. Los expertos advierten que la situación podría tener repercusiones duraderas para los ecosistemas y las comunidades locales.
@luismartinez_ambientalista
