El candidato de derecha José Antonio Kast se convirtió este domingo en el nuevo presidente de Chile al vencer a la izquierdista Jeannette Jara en un balotaje en el que logró una diferencia cercana al 20% de los votos cuando el conteo de mesas superaba el 80%. La victoria de Kast se inscribe en un giro reciente hacia la derecha en la región, tras las elecciones de Bolivia en agosto y el éxito del presidente Javier Milei en los comicios intermedios de Argentina en octubre.
A medida que avanzaba el escrutinio y se consolidaba la ventaja de Kast, en el centro de Santiago sus seguidores comenzaron a hacer sonar las bocinas de los automóviles en señal de triunfo. La diferencia se perfiló como irreversible cuando el candidato de derecha alcanzaba casi un 20% más de votos que su contendora.
Jeannette Jara, exministra del Trabajo del presidente Gabriel Boric, reconoció su derrota poco más de una hora y media después del cierre de las urnas. “La democracia habló fuerte y claro. Me acabo de comunicar con el presidente electo, José Antonio Kast, para desearle éxito por el bien de Chile”, dijo. La candidata añadió: “A quienes nos apoyaron y fueron convocados por nuestra candidatura, tengan claro que seguiremos trabajando por avanzar en una mejor vida en nuestra patria. Juntos y de pie, como siempre lo hemos hecho”.
Kast, de 59 años, había quedado en segundo lugar en la primera vuelta de noviembre, detrás de Jara. Sin embargo, tras esa elección comenzó a tomar la delantera en los sondeos de opinión, cuyos resultados se confirmaron en las urnas este domingo. Su triunfo contrasta con el desenlace de la elección presidencial de 2021, cuando perdió ante el izquierdista Gabriel Boric, en un contexto marcado por la pandemia, protestas contra la desigualdad y expectativas de una nueva constitución.
En esta ocasión, el escenario político y social fue distinto. Sus propuestas fueron respaldadas por votantes descritos como abrumadoramente preocupados por el crimen y la inmigración. Aunque Chile sigue siendo uno de los países más seguros de Latinoamérica, el auge del crimen organizado ha provocado un alza en la tasa de homicidios y ha impactado la economía, en un contexto de aumento de incidentes de alto perfil como secuestros y asesinatos.
En materia de seguridad y migración, Kast ha prometido una agenda dura. Además de combatir la delincuencia, se ha comprometido a construir muros fronterizos y a formar una fuerza policial especializada similar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), encargada de rastrear y deportar a migrantes en situación irregular. Durante el último debate televisado con Jara, el martes por la noche, señaló que esos migrantes tendrían 92 días —el tiempo hasta su investidura— para salir del país voluntariamente y pidió al presidente Boric impulsar un “corredor humanitario” para facilitar su salida.
“Después de los 92 días, la persona que vaya a solicitar cualquier recurso del Estado, sea en salud, sea en educación, sea en transporte, sea para una remesa, sea para un contrato, sea para vender algo. Esa persona va a estar registrada y va a ser invitada a salir”, afirmó entonces Kast, delineando uno de los ejes centrales de su enfoque migratorio.
El presidente electo también ha mirado a otros modelos regionales. El año pasado visitó cárceles salvadoreñas construidas por el presidente Nayib Bukele, cuya infraestructura y esquema de control busca emular en su plataforma de seguridad.
En el plano valórico, Kast —católico y padre de nueve hijos— ha expresado su firme oposición al aborto. Anteriormente afirmó que derogaría el acotado derecho al aborto vigente en Chile y prohibiría la venta de la píldora del día después, aunque durante la campaña presidencial se concentró principalmente en temas de seguridad, migración y economía.
Su propuesta económica contempla recortes a los impuestos corporativos y una reducción de regulaciones. Al mismo tiempo, se espera que modere los recortes de gasto planeados, considerados poco realistas en su formulación original, en el marco de la implementación de su programa.
Con esta elección, Chile se suma a la lista de países latinoamericanos que han optado recientemente por liderazgos de derecha, configurando un nuevo mapa político regional en el que la agenda de seguridad, migración y desregulación económica gana protagonismo.
