Brasilia, en un reciente desenlace que subraya las complejidades diplomáticas en América Latina, el asesor especial de Luiz Inacio Lula da Silva, Celso Amorim, ha señalado que la exclusión de Venezuela del grupo BRICS se debe a una pérdida de confianza. Durante unas declaraciones exclusivas a O Globo, Amorim explicó que la falta de apoyo de Brasil hacia el ingreso de Venezuela en la organización económica se basó en promesas incumplidas por el gobierno de Nicolás Maduro.
La reciente cumbre de los BRICS, llevada a cabo en Kazán, Rusia, resultó en la aceptación de 13 nuevos países asociados, pero Venezuela no fue uno de ellos. Según Amorim, Brasil desempeñó un papel fundamental en esta decisión, sin llegar a utilizar la palabra «veto». «La entrada de Venezuela en los BRICS no es una cuestión de régimen político; es una cuestión de confianza perdida», declaró.
La controversia principal surgió a raíz de las elecciones en Venezuela celebradas el 28 de julio. Maduro había prometido entregar las actas de votación como una muestra de su triunfo, un acto que aún no se ha cumplido. Esta situación ha creado incertidumbre respecto a la validez de dichos resultados, ya que la oposición, con más del 83 % de las actas, defiende que su candidato, Edmundo González Urrutia, fue el verdadero ganador.
Ante la decisión del grupo, el gobierno de Maduro ha elevado el tono calificando la postura de Brasil como un «gesto hostil». La Cancillería venezolana, mediante un comunicado, manifestó que este acto representa una «agresión» a los intereses de Venezuela, sugiriendo que está alineado con políticas de exclusión promovidas por potencias occidentales. El documento tilda el gesto como una «acción que atenta contra la integración regional».
Rusia y China, por su parte, se mostraron favorables a la inclusión de Venezuela, pero respetaron la decisión brasileña. Un detalle que subraya la importancia de las relaciones bilaterales y la cohesión dentro del bloque BRICS, compuesto por potencias económicas emergentes como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
En contraste, se aceptó la participación de otras naciones latinoamericanas como Cuba y Bolivia, aunque Nicaragua tampoco logró ingresar, supuestamente enfrentando circunstancias similares a las de Venezuela.
Finalmente, Amorim expresó su deseo de que la confianza se recupere, insinuando que, con el tiempo y el cumplimiento de compromisos, Brasil podría reconsiderar su postura hacia Venezuela. Mientras tanto, el escenario diplomático continúa siendo dinámico y cargado de retos, con potencial para futuras conversaciones sobre inclusión y cooperación en el ámbito internacional.